Es crucial que la creatividad y el talento estén en la construcción del Chile que queremos. Nuestra historia, rica en autores y exponentes reconocidos en el extranjero, nos habla de la calidad de nuestros científicos, artistas y creadores. Por ello, quienes aspiran a dirigir el país tienen que posicionar a la cultura como eje central de desarrollo.
Hay materias que no deberían ser pasadas por alto en los próximos debates presidenciales, como son los derechos culturales, que amparan las expresiones que tiene el ser humano para representar su vida. Esto no solo considera la libertad de expresión o de creación artística, sino también la valorización del patrimonio, de los territorios, del avance científico, de la educación pluralista y con sentido, al igual que de formar una identidad colectiva e individual con el tiempo.
Tanto las autoridades como la ciudadanía debemos tener en cuenta otro punto importante: la manera en que estos derechos también acogen la satisfacción de ejercer el desarrollo y de ser espectadores activos de los avances de la humanidad. De investigar y compartir el conocimiento, beneficiándose de sus resultados. Por ello hoy conocemos robots que cumplen tareas exigentes, autos eléctricos que son manejados por un software, una inteligencia artificial que nos asiste por voz desde nuestros teléfonos, plásticos biodegradables, carne que no es carne o medios que ya no se leen solo en papel. Como las tendencias se conocen, avanzan y evolucionan, intrínsecamente se distribuyen al mundo.
Gran parte de los frutos de invertir y potenciar la cultura es que permean a toda la población, ofreciendo una nueva y atractiva oferta en ramas como la literatura, el arte visual, la música o el cine, entre otras. Mismo caso con la tecnología, la ciencia o la innovación. De hecho, tanto los derechos culturales como los de acceso a la ciencia están unidos en la Declaración Universal de Derechos Humanos. “Toda persona tiene derecho a tomar parte libremente en la vida cultural de la comunidad, a gozar de las artes y a participar en el progreso científico y en los beneficios que de él resulten”, se establece en su artículo 27.
Es crucial que la creatividad y el talento estén en la construcción del Chile que queremos. De creer en nosotros e incentivar nuestras habilidades, sapiencias y talentos. Nuestra historia, rica en autores y exponentes reconocidos en el extranjero, nos habla de la calidad de nuestros científicos, artistas y creadores. Por ello, quienes aspiran a dirigir el país tienen que posicionar a la cultura como eje central de desarrollo. No puede ser un aspecto menor o adyacente, porque es un pilar que sostiene parte de nuestra mirada, pensamientos y proyección hacia los objetivos que, como país, nos planteamos a futuro.
¿Qué análisis tienen los actuales candidatos presidenciales con respecto a la situación de la cultura y el pensamiento crítico? ¿Qué proponen sus programas al respecto? Y más importante para mí, ¿cuáles serán sus decisiones para cimentar un futuro basado en la creatividad? ¿Cómo sueñan el Chile de los próximos años? Mahatma Gandhi decía que toda acción siempre demuestra prioridades. Ojalá en los próximos días podamos conocer sus lineamientos sobre estos temas, pues, como también aseguraba el pensador indio, la cultura de una nación está en el corazón y el alma de su pueblo.