CHERNOBYL. HBO GO.
Hace un par de meses, el reputado sitio IMDB, consagrado a rankings y reseñas de filmes, series y cuanta obra audiovisual exista, calificó a esta producción estadounidense-británica como la mejor de todos los tiempos con nota 9.7, superando clásicos como Breaking Bad y megaéxitos de sintonía como Game of thrones. El entusiasmo ha descendido un par de décimas desde entonces y, para ser sinceros, la alta calificación reflejó más el excelente trabajo promocional de HBO, que la verdadera calidad de la serie que recrea la mayor catástrofe nuclear de la historia: el desastre de Chernobyl, ocurrido en la ex Unión Soviética el 26 de abril de 1986.
Creada por Craig Mazin, en cuyo historial figura la secuela de ¿Qué pasó ayer?, y dirigida por el sueco Johan Renck, especialista en videos musicales y a cargo de algunos episodios de Breaking Bad, Chernobyl mezcla la realidad con licencias. Por ejemplo, el alabado rol de Emily Watson como la científica Ulana Khomyuk es un personaje ficticio. Sin embargo la fidelidad para detallar los hechos es uno de los fuertes de la historia. La única limitante radica en vicios del promedio de las series dramáticas timbradas en EE.UU., donde los libretos se las ingenian para que los personajes digan innecesarias frases para el bronce. La actuación de Jared Harris como el atribulado investigador Valeri Legásov es impecable, pero en ningún caso supera, por ejemplo, otros roles suyos como el capitán Francis Crozier en la excelente serie The Terror (2018).
Es un drama absolutamente recomendable, pero en ningún caso merece máxima nota. Tampoco resulta necesario para disfrutar esta obra que, por sobre las actuaciones, descansa en la brutal magnitud del hecho que nos retrotrae a la horrorosa costumbre de los regímenes totalitarios de ocultar la verdad.