La Casa de Villa Alemana: Calidad de vida

Con más de veinte años de experiencia en el cuidado de personas con Alzheimer y tercera edad, Margarita Carroza Leyton, lidera a un comprometido y capacitado equipo de profesionales que buscan entregarles a sus residentes un cuidado personalizado y de calidad para que disfruten, de la mejor manera posible, su vejez.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoció la demencia como una prioridad de salud pública en el año 2012. En este ámbito, incluyó el Alzheimer como la causa más común dentro de las “demencias”, acaparando entre un 60% a 70% de los casos. La OMS calcula una tasa mundial de enfermedades de demencia, de 47,5 millones de personas que son afectadas, estimando para el 2030, 75,6 millones y para el 2050, 135,5 millones.

En Chile, en tanto, se estima que el 1,06% de la población total del país presenta algún tipo de demencia. De acuerdo con la Corporación Profesional de Alzheimer y otras Demencias (COPRAD), esto equivale a unas 180 mil personas. Se estima, que para el año 2050, esta cifra aumente a unas 626 mil personas, es decir, el 3,10% de la población.

Particularmente, el Alzheimer es una enfermedad irreversible y progresiva que afecta, principalmente, a adultos mayores. Las características más comunes son olvidos de eventos recientes, problemas de lenguaje, alteraciones del pensamiento abstracto, desorientación, cambios en el estado de ánimo, pérdida de habilidades previamente adquiridas como manejar y llevar sus cuentas; olvido de lugares habituales, nombres de personas cercanas y vestirse por sí mismas, entre otras. En fases terminales es posible que presente incontinencia urinaria y fecal; dificultades al tragar, caminar y hablar.

Entonces, ¿Cómo podemos cuidar, adecuadamente, a una persona con Alzheimer?

LA ENFERMEDAD DEL OLVIDO

“Cuando a mi mamá le dio Alzheimer fue muy complicado a nivel familiar, porque era muy estresante tenerla en casa… y no porque no quisiera cuidarla, sino que mi trabajo no me lo permitía. De alguna u otra manera tuvimos que detener nuestra vida en función de ella. Había noches, en que no teníamos una cuidadora, y con mi marido pasábamos en vela. Mis hermanos la dejaron a mi cuidado, y, como pasa en muchas familias, siempre es uno de los hijos el que se hace cargo de su padre o madre al envejecer. Además, la demencia senil conlleva a que los abuelitos se olviden de ti, se frustren, lloren y se enojen mucho; mi madre tenía un carácter fuerte y era muy dominante. Siempre actuaba de manera muy autoritaria, eso me afectó y yo también me terminé enfermando, por mucho tiempo padecí colon irritable… en ese proceso conocí a Margarita Carroza, quien llegó a nuestra casa como cuidadora y al tiempo fundó la residencia La Casa de Villa Alemana”, cuenta Clara Giraldo, hija de Julia Apablaza (QEPD).

“Conocerla nos cambió la vida, fue una tranquilidad tremenda, mi mamá vivió hasta los noventa años llena de amor y cuidado. Me faltan las palabras para decir lo eficiente que fue Margarita y su dedicado equipo. Mi madre siempre estuvo muy acompañada, siempre impecable, limpia, y bien alimentada. Destaco también las actividades de recreación que realizan en la residencia. Dentro de lo que le permitía su enfermedad, y a pesar de su carácter fuerte y desinhibido, a ella le encantaba contar chistes y tenía un humor muy especial, se entretenía. Además fue muy bonito cómo nos invitaron a celebrar su cumpleaños, el Día de la Mamá, Navidad, etc., nunca se me va a olvidar”, agrega.

Patricia Varela, hija de Teresa Jesús Jeraldo Álvarez, también contó su experiencia: “Mi mamá tiene 92 años, sufre demencia senil severa. Tuvo los primeros indicios de su enfermedad con olvidos, pero con el paso de los años fue deteriorándose notoriamente. Vivió conmigo durante tres años, contraté cuidadoras debido a mi trabajo, pero cada vez era más dependiente y comenzó a tener dificultades en la deglución. Los cuidados familiares y la administración de nuestro propio hogar se nos habían ido de las manos. No estábamos capacitados para la atención que requería. Creo que llevar a alguno de tus padres a un hogar no es una decisión sencilla, pues usualmente son espacios masivos, donde dejan a los abuelitos viendo televisión y poco o nada sabes de lo que ocurre en el día a día. Busqué por toda la región, hasta que encontré esta residencia, que no tiene nada que ver con un hogar de ancianos tradicional. Por eso desde que ingresó la llamamos casa… y es la casa de mi mamá donde voy a visitarla”.

“Estoy extremadamente satisfecha con la atención, lo que más destaco es la dignidad que se le da al adulto mayor, donde prima el respeto por la persona. Existe una real calidad de vida para las señoras y una calidad humana por parte del personal. Esto se expresa a través de un trato amoroso, cuidadoso y respetuoso. Pero paralelamente está respaldado con profesionales de primera y en línea a las necesidades del adulto mayor. Hoy mi mamá se encuentra postrada en cama, habla pocas palabras, pero no podría estar en un mejor lugar. Sinceramente los califico como una residencia de alto estándar, donde existe una constante supervisión, comunicación rápida y oportuna con los apoderados. Cada espacio, desde la cocina, baños, piezas y áreas comunes está impecable y se nota el cuidado de los detalles”, agrega.

“PERSONAS QUE CUIDAN A OTRAS PERSONAS”

Liderado por su directora, Margarita Carroza Leyton, La Casa de Villa Alemana cuenta con un comprometido equipo de más de diez profesionales que incluye una directora técnica, técnicos en enfermería, cuidadoras, manipuladora de alimentos, nutricionista, terapeuta ocupacional, peluquera, podóloga, etc. Con gran vocación de servicio, están preocupados de entregar una atención personalizada a sólo seis abuelitas, pues cada residente es una persona con necesidades diferentes y muy particulares.

Además, este trabajo se complementa con la realización diaria de talleres y actividades para fomentar las relaciones sociales y la interacción de las residentes. Desde juegos de mesa, contar cuentos, adivinanzas y refranes; hacer manualidades, repasar recetas de cocina, hasta actividades tan cotidianas como regar las plantas o doblar calcetines que ayudan a mantener la mente activa.

“Empecé hace más de veinte años cuidando abuelitos en hogares, me capacité y especialicé en Alzheimer, sin duda la vida me ha enseñado muchísimo, y creo que lo que nunca hay que dejar de lado es el respeto por los demás. Por eso somos una casa de personas que cuidan a otras personas. Aquí no se aceptan malos tratos ni errores, menos cuando se trata de la salud de los adultos mayores que es tan delicada. Nuestras madres cuidaron de nosotros de pequeños y es en su vejez el momento de devolverles la mano. Que disfruten, de la mejor manera posible, la última etapa de su vida”, señala Margarita.

Cupos disponibles

www.lacasadevillaalemana.com

Arrieta #74, Villa Alemana, Región de Valparaíso

Celular: +56 9 9505 3311