Herencia de una importante tradición pastelera y de veintitrés años como marca, este emprendimiento viñamarino nos recuerda el valor de las recetas familiares y del trabajo hecho con amor. Desde el 2018 bajo el nombre Hojarasca, es una parada imperdible para los fanáticos de lo dulce que, a través de sus exquisitas tortas, pasteles y dulces chilenos, busca “endulzarle la vida a la gente”.
Entrar a Hojarasca es un viaje a los recuerdos y los sabores de la niñez, a las recetas caseras de nuestras madres y abuelas. Y así comenzó la historia de este emprendimiento familiar, hace veintitrés años en Reñaca, pero que en esos años era conocido bajo el nombre Luly.
“Mi madre, María Teresa Saavedra Walker, viene de una familia de once hermanos y cuando ella era niña, la mejor amiga de mi abuela, la tía Luly, los regaloneaba con pastelitos chilenos. Desde muy pequeños aprendieron sus recetas y al crecer, la hermana gemela de mi mamá abrió un local —a un costado de la parroquia de Reñaca— para homenajearla. Pero luego se fue a vivir a Santiago y dejó a mi mamá el negocio. Ella amaba tanto su cocina y eran tan ricas sus preparaciones que fue creciendo y creciendo, hasta que se hizo famosa por ser la parada dulce después de la misa”, recuerda Andrea Arteaga, socia de Hojarasca.
“Años después nos cambiamos a otro local, justo al frente de la parroquia. Mi papá ayudaba a mi mamá en la parte administrativa y cuando él falleció, después de un tiempo, llegó Franco Antonucci para apoyarnos en esa área. Así entré yo al negocio, para continuar su legado y a cargo de la cocina, que es algo que me encanta y también aprendí desde chica, ayudándola a hacer empolvados, hojarascas y kuchen de nuez”, agrega.
EXPERTOS EN HOJARASCA
“El 2018 decidimos cambiar el nombre de la empresa a Hojarasca Dulcería, bajo una nueva sociedad y para profesionalizar lo que ya existía. Somos expertos en tortas, pasteles y dulces chilenos, sobre todo de hojarasca, uno de nuestros productos más sabrosos, queridos y vendidos. Hay mucha gente que al probarlos se transportan a su infancia y nos ha preferido por años, llevando a sus hijos y nietos, incluso”, señala Franco Antonucci, socio de Hojarasca.
¿Cómo evalúan estos años?
F: De mucho esfuerzo y dificultades, pero hemos salido adelante. Nos encanta endulzarle la vida a la gente, para eso vivimos y trabajamos. Cuando Tere se va, teníamos tres locales: Reñaca, Edmundo Eluchans y la exfábrica de 7 Norte. Estábamos en búsqueda de expandirnos cuando encontramos el local de 5 Norte, donde actualmente está la cafetería, un polo muy interesante ya que aquí se concentran importantes pastelerías del Barrio Poniente. Además, en esa época, también encontramos el local de Blanca Estela… en medio de ese proceso, el 28 de noviembre del 2021, se quemó la fábrica por completo.
Pero las ideas y nuestra pasión no se quemaron, nos tuvimos que levantar, rápidamente. Nos prestaron un local cerca y en cinco días logramos volver a producir. Algo que hemos aprendido en todos estos años es a reinventarnos. Por ejemplo, en la pandemia potenciamos el delivery, aunque mucha gente se escapaba a comprarnos a la tienda. Nos fue muy bien y eso nos incentivó a abrir dos locales más.
¿Cómo ha sido la experiencia de la cafetería?
Algo nuevo para nosotros, si bien nació como un requerimiento del dueño del local, nos hemos dado cuenta de que a la gente le gusta mucho. Nuestros protagonistas siempre serán las tortas y pasteles, y como complemento tenemos un rico café de máquina, sándwiches de miga, entre otros. Tenemos una terraza muy agradable y estamos en planes de remodelar el comedor interior para mejorar el espacio.
HECHO CON AMOR
“Nuestra pastelería es fresca, se saca diariamente, y no usamos preservantes. Siempre vas a encontrar un empolvado esponjoso, un brownie o pie de limón bien suave. Por lo mismo, no son productos de larga duración, son perfectos para compartir en familia en todo tipo de reuniones y celebraciones. Tenemos un camión que reparte dos veces al día a los locales. La idea es que los clientes coman algo fresco y artesanal, hecho con amor”.
¿Qué destaca a su equipo de trabajo?
F: Sólo en la fábrica hay doce personas, tenemos un gran equipo, que le agrega mucho cariño a cada preparación y eso se nota en el producto final. Lo mismo las vendedoras, que tratan de generar un grato ambiente. Creemos que es muy importante entregar corazón y buena energía a todo el proceso, desde la fabricación a la venta.
A: A Franco le encanta conversar con los clientes, al igual que lo hacía mi mamá en sus tiempos y eso es muy bonito. Nosotros no tenemos una venta masiva, sino una producción artesanal, nuestro packaging es sencillo, a la antigua, y no usamos plástico, todo eso evoca recuerdos y sensaciones. De profesión soy arquitecta, pero aprendí todas las recetas de mi mamá, me encanta estar metida en la cocina, y me dedico a hacer las tortas especiales como la famosa tres leches, la de merengue o la de panqueque. En las tiendas siempre vas a encontrar la torta hojarasca (de 10 o 15 personas) y todas las demás son a pedido.
Tratamos de usar siempre las mejores materias primas con proveedores locales. Por ejemplo, no ocupamos huevos pasteurizados, ni botellas de yema, sino huevos frescos, calculamos que usamos unos seis mil semanales.
¿Qué proyectos se vienen?
Entendemos que muchas personas no pueden consumir azúcar, por eso tenemos kuchen de nuez, kuchen de manzana y pie de limón, sin azúcar, en formato de trozo o entero. Además estamos en conversaciones con una ingeniera en alimentos y una pastelera para lograr hacer un símil de nuestro manjar, hojarasca y empolvados, pero no queremos que pierdan sus propiedades originales. Si bien tenemos una oferta limitada, porque todo es hecho a mano, siempre tratamos de innovar, desde lo simple y lo que quiere la gente. Por eso, ya estamos incorporando un sabroso queque de vainilla.
Por otro lado, nuestro manjar es muy característico, casero y de tarro. A la gente le fascina ese sabor. Y desde ahí nació la idea de vender tarritos de manjar para cucharear, que pronto tendremos en las tiendas.
Los esperamos pronto y para que hagan sus reservas de Fiestas Patrias con anticipación, pues septiembre es nuestro mes de alta demanda. También recibimos pedidos de cóctel para empresas, colegios y matrimonios. Y recién agregamos un nuevo punto de venta, los fines de semana, en Reñaca Surf Shop del Mono Barrientos. Una cafetería muy bonita frente a la playa.
Locales
Viña del Mar: fábrica, 5 Poniente 421 (entre 5 y 6 Norte); cafetería 5, Norte 342, (entre 3 y 4 Poniente); Av. Borgoño 1491, Reñaca (Parroquia) y Edmundo Eluchans 1850 (Shell). Concón: Av. Blanca Estela 2095, Espacio Bosques de Pinares.
www.hojarascadulceria.com
www.instagram.com/hojarasca_dulceria