Este pequeño vehículo fue diseñado en Italia, por el año 1950, y se distribuyó en casi toda Europa y en Sudamérica. A Chile llegó como un BMW y se vendieron más de 150 mil unidades.
Sus características lo hacían muy diferente al resto. Tenía una sola puerta ubicada en frente y que, al abrirse, se doblaba el volante y en el techo tenía una abertura rectangular y una lona para taparla. Las ruedas traseras iban casi juntas ya que solo las separaban unos cuarenta centímetros. Poco consumo de gasolina y trasportaba a solo dos personas.
Trabajaba en esos años en la empresa Shell y destinado a Osorno. Estaba recién casado y el buen sueldo me permitió comprar un «huevito» que solo podía transitar en calles totalmente pavimentadas. Cuando apareció otro auto italiano, el Fiat 500, el «huevito» desapareció