DÍA CERO. NETFLIX
La trama de un jubilado que retorna a imponer experiencia en una situación de crisis es un motivo recurrente en el cine estadounidense. Nada más patriota que dejar de lado la tranquilidad y el descanso bien ganado para restablecer el orden y, de pasada, patear algunos traseros. Desde Space cowboys (2000), con Clint Eastwood y Tommy Lee Jones, hasta Los Indestructibles (2010), protagonizada por viejos tercios como Sylvester Stallone y Dolph Lundgren, el veterano elevado a reserva moral alimenta guiones.
En la miniserie Día Cero, un ciberataque que conlleva un apagón total paraliza a Estados Unidos —no muy distinto a los apagones ocurridos en Chile, España y Portugal en los últimos meses—, provocando miles de muertes. El gobierno nombra una comisión liderada por el expresidente George Mullen (Robert De Niro), para determinar a los responsables. Excombatiente en Vietnam, goza de popularidad, pero también arrastra cierta controversia. No se postuló a la reelección aparentemente por las secuelas de la pérdida de un hijo, pero también se especula de un affaire incidiendo en su decisión.
Mullen opera con atribuciones especiales cuestionadas por el poder legislativo. Los giros de la política derivan hasta que su hija, una congresista, lidera la fiscalización a su trabajo. El exjefe de Estado indaga con la prensa en contra, y también la animadversión de un personaje vociferante, que mediante un podcast cuestiona su actuar con más adjetivos que argumentos. La persistencia y meticulosidad del exmandatario permite descartar la acción externa —las sospechas en contra de los rusos se derrumban rápido—, cuando descubre que el ataque proviene de las entrañas del poder político y económico.
Robert De Niro, desdibujado en los últimos lustros en una seguidilla de comedias cada vez más bobaliconas y otras cintas menores, está a la altura de su categoría histórica con una actuación lacónica y austera, en tanto el guion propicia escenas para desplegar algunas de sus marcas registradas en torno a las amenazas y el uso de la violencia.
Día Cero va de menos a más, planteando la confusión del sistema político y la opinión pública atrincheradas bajo bombardeo informativo no verificado, que gatilla decisiones en caliente. Como sucede en las mejores ficciones, la realidad cuela.