Muchos años atrás se estilaba, después de un evento cualquiera, bautizos, matrimonios, cumpleaños, etc. continuar la fiesta al día siguiente con las sobras, que obviamente no eran desecho.
Pasa algo muy parecido después de la gala de Viña del Mar. Como eran tres canales los anfitriones, los invitados también fueron un abanico de personas diferentes en donde no se hizo distinción. Fue una fiesta bien democrática, el salón estaba lleno de hombres y mujeres muy guapos, la mayoría muy bien vestidos y con una buena disposición, pero se les notaba bastante esa cierta timidez de estar en espacios que no son habituales aquí en Chile. Las red carpet recién se están estrenando, pero la de Viña es incomparable, por la cantidad de metros que hay que sortear y, se los aseguro, no es nada fácil.
Regia me pareció Sigrid Alegría, con una postura y una mirada enigmática, que la convierte en una leona; tenía harto escote pero se veía bien. Estupendas estaban la Cote López, Belén Hidalgo, Gaby Hernández, Constanza Santa María y la preciosa Maite Rodríguez.
La tendencia fueron las transparencias, tanto Marcela Vacarezza, Tonka Tomicic y Diana Bolocco, todas ellas se veían cuidadosamente bien y usaron un body con un vestido absolutamente transparente, la pedrería y bordados daban el disimulo y elegancia. La alcaldesa, Virginia Reginato, también se veía muy bien; el color azul rey hizo un complemento con el pelo entrecano. Ella tiene una personalidad a toda prueba.
Como la fiesta fue comentario obligado en los días sucesivos, me recordé de la fiesta de las sobras, que nos daba harto tema para los otros días entre las familias y los amigos, pero se retira rápidamente la alfombra, se apagan las luces y hasta el próximo año. Estilistas, maquilladores, modistos tuvieron su minuto de fama, trabajaron intensamente, cada uno cosechará lo que sembró.
¡Hasta la próxima!