El gran problema que vemos hoy en día es que los emprendedores trabajan mucho y viven en un mundo solitario, tomando decisiones importantes cada día. Al estar aislados y concentrados en las urgencias, pierden esa visión estratégica que los ayuda a mejorar en lo que hacen. Por eso, este tipo de instancias permite optar a conocimiento, redes, clientes e información relevante.
Comenzar un nuevo negocio es, sin duda, una experiencia enriquecedora, pero también llena de desafíos. Quienes eligen este camino se encuentran con diversos retos que van desde armar una base de clientes que confíen en la propuesta, conseguir financiamiento o innovar entre la competencia existente, entre varios otros. No todos lo logran pese a las buenas intenciones. De hecho, el 2023, 1.099 empresas chilenas se declararon en quiebra, con un aumento del 6% con respecto a 2022, según datos de la Superintendencia de Insolvencia y Reemprendimiento.
¿Qué está fallando entonces? ¿Por qué pese a que se habla del emprendimiento como el gran motor de la economía chilena, en la práctica tantas cosas se vuelven cuesta arriba para las pymes, las mismas que componen el 98,6% de las empresas del país? Pensando en cómo ayudarlas en esta encrucijada, quienes trabajamos dentro de este ecosistema nos hemos dado cuenta de que una de las estrategias más poderosas y efectivas para lograr distintas metas es la colaboración y la generación de redes.
Así, junto a grandes emprendedores como María Elba Chahuán, Gina Ocqueteau, Felipe Contreras Haye, Verónica Poblete, Jorge Guerrero, Jorge Guerrero Pies, Jorge Barros y Mauricio Rojas, creamos Cemprendedor, una plataforma y comunidad que busca fortalecer las conexiones entre emprendedores y democratizar el acceso a valiosos consejos de distintos tipos expertos. En la práctica, estamos dando forma a una iniciativa que reúna a la mayor cantidad posible de emprendedores del país bajo la consigna de que, para movilizar la economía, es fundamental contar con espacios enfocados en acciones colaborativas que originen resultados para beneficio de todos los miembros de la comunidad a través de la visibilización, soporte y elementos que ayuden a fortalecer el ecosistema.
En un mundo en constante cambio, el trabajo colaborativo es crucial. En su libro Hábitos atómicos, el autor James Clear plantea que los seres humanos somos animales sociales y que la conexión con otros es vital para nuestra supervivencia. Cuando llevamos esta premisa al sector del emprendimiento, queda más claro aún que las ideas innovadoras se nutren de vivencias y conocimientos compartidos, y si queremos que las pymes sean realmente dinamizadoras naturales de empleo, creatividad e innovación exportable al resto del mundo, debemos actuar de antemano para hacer posible que esos proyectos florezcan juntos, generando instancias para potenciar aún más sus beneficios desde el comienzo.
Sabemos que los desafíos del mundo empresarial pueden ser un camino difícil y solitario, pero cuando nos unimos a un grupo de personas que comprenden las luchas y los triunfos del emprendimiento, cuando ponemos a su disposición conexiones cada vez más sólidas, vamos a ser capaces de construir sociedades más unidas, justas y dignas, basadas en el talento y fuerza de su gente.