Club de Polo San Isidro: Tradición deportiva

Con más de ochenta años de historia, el Club de Polo San Isidro de Quillota fue pionero en nuestro país en esta disciplina. Dentro de sus hitos también destaca la Copa del Pacífico que cada año convoca a los amantes del deporte de Chile y el extranjero, reuniendo jugadores de todas las edades. Hoy el desafío es masificar el polo y acercarlo a la ciudadanía.

Por María Inés Manzo C. / Fotografía Javiera Díaz de Valdés y gentileza Laura Silva

La iniciación del polo en Chile comenzó en las salitreras, alrededor del año 1850, cuando se construyó el ferrocarril entre Caldera y Copiapó. Las salitreras eran de propiedad de empresas inglesas, cuyos dueños y ejecutivos trajeron este deporte a nuestro país. “En ese tiempo jugaban en la pampa, incluso hay historias y documentación que hablan de que jugaron en el desierto. Hubo clubes de polo en Antofagasta, Iquique y Caldera. A nuestra región llegó cuando otros ciudadanos ingleses, vinculados al comercio y que emigraron principalmente a la Ciudad Puerto, comenzaron a practicar aquí golf y rugby en Granadilla Country Club, y polo en el Valparaíso Polo Club”, cuenta Carlos Bravo Guarello, presidente del Club de Polo San Isidro.

Por su parte, el Club Ecuestre San Isidro fue fundado por varios connotados vecinos de la ciudad de Quillota, relacionados con la agricultura y empresarios de la zona amantes de la equitación, quienes originalmente se reunían para practicar el paperchase, deporte que simulaba la caza del zorro de las campiñas inglesas, por eso su nombre. “Entre ellos destacan José Said, Gustavo Larraín, René Rubio y Alfredo Rebolar, quienes decidieron iniciar la práctica del polo en las instalaciones de la Escuela de Caballería del Ejército de Chile, aproximadamente en el año 1938. Si bien fue declarado como entidad deportiva en el año 1947 —al igual que el Club de Polo San Cristóbal de Santiago—, se le distingue como el club de polo vigente más antiguo del país, reconocido en la Federación Chilena de Polo”, agrega.

Hasta la fecha, el Club de Polo San Isidro se mantiene en el mismo lugar, en un entorno privilegiado por la tranquilidad y la naturaleza. Además, es una tradición deportiva que ha ido traspasando su amor por los caballos y la sana competencia de generación tras generación. “Nuestro club cuenta con alrededor de veinticinco socios activos, con edades que fluctúan desde los once a más de ochenta años, y dentro de los cuales están los hijos, nietos y bisnietos de los fundadores. Existe una gran hermandad y vínculos con la gente de la zona de Quillota, San Isidro, Rautén, pero también de otros lugares que se han visto encantados por este deporte”.

COPA DEL PÁCÍFICO

Organizada por el club, la Copa del Pacífico comenzó a disputarse en el año 1980 y sus finales fueron en Valparaíso Sporting Club hasta comienzos de los años noventa. Pero luego de que se hiciera imposible continuar su práctica en Viña del Mar, este evento se ha realizado ininterrumpidamente en San Isidro con la ayuda de la Escuela de Caballería y hoy del Regimiento Granaderos. “Nuestra campeonato es internacional y desde sus inicios hemos invitado equipos y jugadores del extranjero, principalmente de Argentina —potencia a nivel mundial del polo—, Inglaterra y Paraguay. El 2021, y producto de la pandemia, fue la única vez que se realizó de manera local. Pero este año, en el mes de abril y durante tres días, la convocatoria fue tremenda y en nuestros equipos tuvimos la participación de jugadores de El Cardo Polo Club de Buenos Aires”.

Su nombre se debe a que la Federación de Polo dividió el continente en dos grupos para poder clasificar, de allí nace la Copa del Pacífico y la Copa del Atlántico. “Chile ha ganado el campeonato mundial dos veces y tener a Argentina como vecino es una gran ventaja, pues ellos cuentan con grandes jugadores, reconocidos internacionalmente. Gracias a ello tenemos acceso a caballos, jugadores y tecnología de primer nivel”.

Este año, además, se entregaron importantes reconocimientos a Antonio y Alfredo Rebolar, dos antiguos socios e hijos de los fundadores. “Son grandes artífices de este club y no sólo por su trayectoria, sino porque han ayudado a formar a muchos jugadores con una voluntad y generosidad tremenda. También reconocimos a Alfredo Rengifo y a Francisco Villarroel, destacado en la división de menores, quien ganó, junto a su equipo, la Copa Internacional de Polo 2022, y a Pedro Larraín, figura revelación de la temporada”.

NUEVOS TIEMPOS

Carlos Bravo Guarello cuenta que los desafíos actuales del club son masificar el deporte del polo y acercarlo a la ciudadanía y mostrar que no es un deporte inalcanzable como muchos podrían pensar. Por eso uno de los próximos proyectos es incorporar a un profesor especializado. “Queremos apoyar a nuevos jugadores que se inician en esta actividad. Actualmente contamos con varios socios menores de edad cuyo desarrollo ha sido destacado, siendo permanentemente considerados para jugar de invitados en equipos de gran nivel en el país, y de los cuales se espera un gran futuro en esta disciplina”.

“El polo tiene una magia maravillosa. Cuando se mira desde afuera es muy interesante, hay muchas familias y fanáticos que nos acompañan los fines de semana de partidos… pero jugarlo es definitivamente irremplazable. Los vínculos que se forman, a través de los caballos, los jinetes, los petiseros (que son los que cuidan y preparan a los animales), etc. son muy sólidos y cercanos. El polo une a sus jugadores y logra crear amistades duraderas y también con otros clubes. Además, tiene valores que se han mantenido desde sus inicios, como lo son la caballerosidad, el respeto, el seguir las normas. Todos sabemos que es un deporte de alto riesgo, sin embargo, las reglas están hechas para que este riesgo sea minimizado al máximo”.

Otro de sus elementos diferenciadores es que permite tener en la misma cancha jugadores de diferentes edades, contexturas físicas y relacionarse con profesionales de alto nivel. “Para quienes están partiendo, este tipo de experiencias se da en muy pocos deportes. Sin duda el polo te desafía a ti mismo, no sólo físicamente, sino que emocionalmente. La conexión del jinete con su animal es muy especial. Hay mucho trabajo por detrás, pues los caballos tienen distintas personalidades, algunos son más energéticos, tranquilos, demandantes, flojos, etc.; la clave es la estrategia y aprender cuál es mejor para cada partido o rival”.

“Uno de los aspectos románticos del polo es que no tiene los efectos de la tecnología encima, como sí ha ocurrido en la fórmula uno, la vela, el tenis o el fútbol, por mencionar algunos. Nosotros seguimos usando el mismo taco de hace más de cien años atrás, el casco, traje, botas de cuero, generalmente cafés, y pantalones blancos. Con los años se agregaron las rodilleras y lentes de seguridad. Este deporte nació en India, y las colonias inglesas lo adaptaron colocando reglas, que al día de hoy tienen muy pocas variaciones. Esta mística que se ha logrado traspasar por muchas generaciones es inigualable”.

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