SIN NOVEDAD EN EL FRENTE. NETFLIX.
Ganadora de cuatro estatuillas en la última premiación de los Oscar, incluyendo mejor película extranjera, Sin novedad en el frente está basada en el libro homónimo del escritor alemán Erich María Remarque. Es la historia de un grupo de estudiantes de secundaria germanos, que deciden enrolarse para combatir en las postrimerías de la Primera Guerra Mundial, bajo la inspiración de un veterano profesor que los alienta “por el Káiser, Dios y la patria”. Los chicos se presentan a los cuarteles convencidos de embarcarse en una especie de paseo que los conducirá en pocas semanas a los placeres de París.
La brutalidad de la guerra se encarga de enrostrar en escasas instancias que participar de un acontecimiento así no tiene el más mínimo aspecto rescatable, ni siquiera el manoseado concepto del honor, sólo una carnicería dominada por el espanto, el dolor y el salvajismo del campo de batalla, en secuencias que califican entre lo mejor de un género pródigo en títulos memorables como Apocalipsis ahora (1979), Pelotón (1986), y Pecados de guerra (1989).
En paralelo, la trama aborda las negociaciones de los alemanes para lograr un armisticio con Francia. Mientras el brazo político intenta desesperadamente un acuerdo para evitar más bajas, el ejército, personificado en el obtuso general Friedrichs (Devid Striesow), se resiste a la rendición basado en argumentos patrioteros, endosando el ánimo de cesar el fuego a los intereses de la socialdemocracia, a cargo de los contactos con el enemigo.
En medio de la masacre, negociadores y militares de alto rango gozan de las mejores atenciones y comodidades, en tanto los soldados son víctimas de la miseria de las trincheras entre lodo, restos humanos y ratas. La mejor alternativa en medio de la matanza es caer por la metralla, antes que calcinado por un lanzallamas, pulverizado por un mortero o aplastado por un tanque.
El soporte de una excelente banda sonora y grandes actuaciones, elevan a Sin novedad en el frente a una joya del cine bélico de este siglo, un enésimo ejemplo de que la guerra es una moledora de carne preferentemente joven.