Soy “adulto mayor”, como nos llaman ahora y, con bastante lucidez, voy a recordar, como lo digo en el título de esta nota, mis andanzas por el mundo. Fui marino mercante y conocí muchos puertos entre Valparaíso y Hamburgo navegando en el buque Imperial como oficial en la C.S.A.V. Aburrido de los viajes largos, entré a la Compañía Martínez Pereira que hacía cabotajes al sur y llegaba hasta Rio de Janeiro en Brasil.
Retirado como marino, viví un año en Alemania, cuatro en Quito, Ecuador. En Chile, trabajando para la Shell, viví en Santiago y Osorno. Luego en Las Salinas, donde teníamos una bodega al fondo del terreno toda pavimentada con una cancha de tenis marcada. Al poco tiempo, para mejorar mi juego, ingresé al Club de Tenis Unión.
Actualmente, viajo casi a diario entre Reñaca y Viña. El terreno abandonado me recuerda mi época feliz junto a la “familia Shell”.