Alejandra Fritis: Cine para la infancia y la juventud

directora de cine

Directora de la Corporación Cultural Ojo de Pescado, Alejandra Fritis, lleva casi once años, junto a un comprometido equipo, acercando el cine y las artes audiovisuales a niños, niñas y adolescentes. Lo que nació como el primer festival en Chile para este segmento, hoy cuenta también con un seminario, charlas, aula virtual y talleres. Un proyecto internacional pionero desde la Región de Valparaíso que reflejó, en su última edición, lo ocurrido en la pandemia.  

Por María Inés Manzo C. / fotografía gentileza Alejandra Fritis.

«Cualquier proyecto del ámbito cultural al principio es difícil. Es necesario ir sumando adherentes, profesionales serios, instituciones que puedan financiar, y así se va consolidando en la medida que va generando credibilidad. Además trabajar desde región le suma otra dificultad, pero ello no impidió que siguiéramos. Este año cumplimos once años del Festival Internacional de Cine Ojo de Pescado, certamen de carácter anual nacido en la ciudad de Valparaíso, donde exhibimos una selecta y exclusiva programación nacional y extranjera; con obras cinematográficas para niños, niñas y jóvenes de reciente producción”, cuenta Alejandra Fritis cofundadora y directora de la Corporación Cultural Ojo de Pescado.

EN VALOR

Alejandra estudió cine en la Universidad Arcis de Santiago y cuenta que en sus inicios se dedicó a la producción, porque en esos tiempos era uno de los pocos roles, junto al montaje, al que podían dedicarse las mujeres. “Habían ciertos espacios dentro de la producción audiovisual que realmente estaban vetados para nosotras como la dirección  de fotografía, el sonido, incluso la dirección. Por eso estuve varios años trabajando en eso y me especialicé en producción ejecutiva, pero lo que quería en el fondo era realizar documentales y hacer mis propias producciones. Me dije: ¡Es tiempo de hacer lo que quiero, cumplir mis sueños y contar todas esas historias que uno va conociendo en el quehacer y en el camino!”.

El 2006 estrenó su primer documental ChileMexicano, que narra la transformación del pueblo de Chanco (Región del Maule) durante la celebración anual del Festival del Cantar Mexicano Guadalupe del Carmen, evento dedicado a la memoria de esta cantante de música mexicana. “A pesar del tiempo  este es un trabajo que sigue dando que hablar. En general tuvo muy buena recepción en nuestro país, sobre todo en las zonas rurales donde se filmó, y también en México”.

Luego estuvo realizando distintas series documentales para televisión, sobre todo acerca de música, donde destacan Voces, El que nace chicharra vive cantando (Canal 13 Cable) y Tierra de sonidos (UCV-TV), que relata la relación de los músicos con su territorio.

¿Cuál es tu próximo proyecto?
Mi Escuela Rural es una serie de televisión que se va a emitir el 2023 por La Red. Trata de los profesores y estudiantes de ocho territorios de Chile, donde en cada capítulo aparecerán escuelas de un mismo lugar. Iremos al Altiplano, zona Visviri, Lago Maihue, Chiloé, La Patagonia, etc. Queremos poner en valor la educación rural en Chile.

OJO DE PESCADO

“Cuando estaba haciendo documentales para televisión me cuestioné cuál era mi rol como cineasta, pues hay contenidos maravillosos que son muy poco valorados, más aún en el tiempo del streaming y de las redes sociales. Por eso para mí era súper necesario hacer algo que tuviera más sentido, sin dejar de lado mi trabajo como realizadora. Así empecé a trabajar en un proyecto de cine comunitario, llamado Historias Locales y en el ejercicio me di cuenta que quienes más participaban y tenían mayor entusiasmo eran los niños… ellos querían tomar las cámaras, contar las historias y valoraban más la posibilidad de expresarse”.

¿Así nació el Festival Ojo de Pescado?
Sí, porque en ese tiempo no existía en Chile ningún festival de cine para la infancia, un proyecto de formación o de educación artística audiovisual con niños y niñas. Con toda la proliferación del cine chileno, los festivales de género para mujeres, LGBT o sobre el medio ambiente, era absurdo que no estuvieran representados. Entonces con un grupo de compañeras, armamos Ojo de Pescado. Allí son fundamentales Pamela Órdenes y Viviana Sepúlveda; programadora e integrante del equipo de curatoría, respectivamente.

“Hoy somos una Corporación Cultural, que tiene como objetivo contribuir a garantizar el derecho de niños, niñas y jóvenes a la educación integral, a la comunicación y a la expresión de sus opiniones por medio de la exhibición de cine y la promoción de la creación audiovisual. Desarrollamos un seminario, charlas, aula virtual y talleres”.

¿Cómo trabajaron en este tiempo de incertidumbre?
La pandemia desordenó todo, pero también generó nuevas oportunidades como poder transmitir el festival de manera online y llegar a más personas, sin importar donde se encuentren. Pero hay actividades que históricamente hacemos y lamentablemente no pudimos realizar, principalmente todo el trabajo y la participación presencial de los niños y niñas de las escuelas públicas de Valparaíso. Por eso una de las metas de este año es recuperar esos públicos, retomar los talleres y actividades en terreno.

¿Estas temáticas se trataron en la última edición del festival?
Sí, el tema de la pandemia estuvo muy presente sobre todo en los cortometrajes, nacionales e internacionales realizados por profesionales, que tienen una producción más sencilla y de menos años que un largometraje. Tuvimos un montón de obras que hablaron del encierro y el miedo que vivieron a lo desconocido, ver enfermar o morir a su familia y/o cercanos. A través del cine pudimos hacer un pequeño acompañamiento y contención, porque se sienten reflejados, aunque le pase a niños de otros países o territorios.

“En el festival tenemos una categoría que se llama Jóvenes cineastas,  que son cortos realizados por niños y niñas de Chile y Latinoamérica. Son producciones inmediatas que se sacan durante el año, donde muchos cuentan sus historias. También se han expresado a través de nuestros talleres: han hablado de sus abuelitos, de la valorización de la familia en tiempo de pandemia, la depresión que causa el encierro y tantos temas que les preocupan como lo fue el estallido social y donde varios se conectaron con ese proceso de transformación”.

“Nuestra onceava versión comenzará con exhibiciones el 20 de junio en Puerto Montt y finalizará en Valparaíso. La semana de fiesta del festival, donde se presentan las competencias e invitados, será del 27 de agosto al 4 de septiembre. Este año estaremos presentes de manera presencial y online. Y muy pronto anunciaremos por nuestras redes sociales @festivalojodepescado todas nuestras actividades que son de corte gratuito”.

LA INFANCIA QUIERE CINE

“Está comprobado, incluso por estudios del Ministerio de la Cultura aquí en Chile, que cualquier tipo de participación artística de niños y niñas incide en los hábitos que ellos tendrán cuando sean adultos. En Ojo de Pescado insistimos mucho que ellos son el presente, verlos como el futuro es una mirada adultocentrista, pues son ciudadanos al igual que nosotros y tienen derechos. De allí nace el nombre de nuestro seminario La infancia quiere cine —que ya lleva su cuarta versión—, porque nos plantearon que querían ver cine, que se les considerara y no subestimara”.

En general, hoy hay una escasez de contenido audiovisual para niños…
Efectivamente hay muy poco contenido para las infancias en nuestro país, yo creo que carecemos de políticas públicas de arte y cultura que pongan énfasis en eso. Estamos completamente en deuda y no estamos cumpliendo con lo establecido en la Convención sobre los Derechos del Niño.

¿Hay algún país que nos pueda servir como referente?
Si bien en Europa hay muy buenos ejemplos como Noruega o Alemania, que crean su propio contenido, Colombia es un tremendo modelo a seguir. Tienen fondos concursables, como el Fondo de Fomento Audiovisual de Chile, pero con líneas específicas dedicadas a la niñez. Me ha tocado ser evaluadora de este concurso y es diferenciador cómo hay un incentivo, un ministerio, una política pública que se hace cargo. Además, respecto a la televisión tienen varios canales infantiles a nivel regional y país. Creo que perfectamente podríamos llegar a ello, pues contamos con tremendos profesionales, hay una gran producción y artistas como lo es en la animación. Un claro ejemplo es Puerto de Papel o Petit, producciones nacionales que son vistas hace muchos años por todo el continente y populares en México, Colombia, Brasil, Argentina, pero que nuestros niños y niñas no los conocían hasta que fueron emitidas por NTV, el nuevo canal cultural público de TVN. Sin duda necesitamos mucho más.