Visualizando el sonido. Lachlan Turczan

Por Jessica Luna, arquitecta

El agua ha gozado, históricamente, de un simbolismo y una dimensión casi divina, siendo considerada un elemento vital. Tales de Mileto, filósofo presocrático, sostenía que el principio de todas las cosas era el agua, capaz de desplazarse y variar en forma, conservando siempre su esencia. Tanto su diálogo inagotable y místico con el entorno, como su capacidad de acoger, modificar y manifestar energía no nos terminan de asombrar, y nos suele embarcar en una recreación mágica de sus infinitas cualidades.

Lachlan Turczan es un artista y director nativo de Los Ángeles, quien ha trabajado, en la última década, sobre una práctica artística que le ha permitido indagar en las propiedades ópticas y sonoras del agua. Influenciado por sus primeras experiencias en los paisajes áridos de Los Ángeles, que le enseñaron a reverenciar el agua como un recurso precioso y por el Movimiento Luz y Espacio —originado en el sur de California en los años sesenta, que con nuevos formatos buscaba magnificar la experiencia en la contemplación y percepción de la luz—, el artista sumó a su obra el impacto de las manifestaciones naturales en la percepción humana. En su búsqueda por trabajar con la luz, encontró en el agua un medio perfecto para una óptica líquida y cinética, que le condujo a indagar en el uso del sonido como herramienta moldeadora. Sostiene que una de las cosas que más le emociona es la idea de que el agua recuerde. Ha coreografiado espectáculos de agua y luz en importantes fuentes, entre ellas las más destacadas: Fuente de la Expo-Mundial de Dubái 2020 y HSBC Rain Vortex en el aeropuerto de Changi, Singapur 2019.

Su trabajo más reciente es Shaped by Water, expuesto en la Semana del Diseño de Milán 2023, en colaboración con Google Design Studio. Esta muestra se organiza en dos salas: una blanca, con una serie de once pedestales pulidos que, en su parte superior, tienen vasijas poco profundas como espejos, las que contienen agua y que resuenan con tonos infrasónicos, delineando en la superficie líquida patrones que se modifican a medida que los espectadores recorren el espacio. Y otra sala oscura como un teatro, equipada con dos lavados, cada uno iluminado por una lámpara colgante con una lente óptica a modo de sombrilla, que reenfoca la luz que refleja y refracta el agua y la proyecta sobre una pantalla circular en el techo. Esto permite a los espectadores sumergirse en un baño de luz sónica de reflejos cáusticos de agua, gracias a la energía vibratoria de la música de Maurice Ravel y Nils Frahm, transformando el agua en una lente líquida de cinética.

El objetivo de sus instalaciones es crear espacios que le permitan al espectador vivir experiencias resumidas y mágicas de los fenómenos naturales. Su trabajo poético e inventivo nos brinda la oportunidad de sumergirnos en este reino cáustico de inalcanzables posibilidades.