La Cornamusa: Reciclaje histórico

Piezas únicas, sustentables y llenas de historia son el corazón de La Cornamusa, un emprendimiento familiar que invita a reunirse en torno al fuego, la buena comida y la conversación. Con novedosas bombonas, hieleras, mesas y antigüedades, son pioneros en Chile en la elaboración artesanal de fogones con ruedas y domo asador incorporado para colgar alimentos. Una novedosa forma de cocción lenta que es un espectáculo para los amantes de las brasas.

Por María Inés Manzo C. / Fotografía Javiera Díaz de Valdés

El amor por lo antiguo y por su historia llevó al matrimonio de Shakib Abosaleh y Marisol Martínez a darle vida a La Cornamusa, emprendimiento familiar que surgió en Olmué justo antes del estallido social y de la pandemia. “Queríamos darle una nueva oportunidad de brillar a objetos del tiempo pasado, de manera novedosa, y pensados para reunir a los amigos y a la familia en torno a la calidez de una parrilla. Partimos creando piezas para nuestra casa a través del trabajo con fierro y, gracias al boca a boca, se fue transformando en un emprendimiento”.

“Había abierto hace un año mi consulta de psicólogo en un centro médico de Quillota, mientras realizaba una especialización clínica en la Universidad Católica… entonces comenzó el estallido social y no pude seguir. Empecé a atender online desde mi casa y, como tenía más tiempo, me puse a reparar distintas cosas, entre esas un columpio familiar. Como siempre me ha gustado la carpintería, también compré muebles en antigüedades para restaurarlos. Gracias a lo que me enseñó mi papá, siempre he sido autodidacta y toda la vida me han gustado las herramientas, hacer arreglos de todo tipo, busco cómo reciclar y recuperar. Hoy lo sustentable está de moda, pero desde siempre me ha llamado la atención”, cuenta Shakib.

¿Cómo les afectó la pandemia?
De alguna manera nos ayudó a emprender, porque mi hobbie se volvió un trabajo que me apasiona profundamente. Tuve que cerrar mi consulta definitivamente, hoy sólo atiendo a algunos pacientes antiguos. Además, como familia, tenemos una distribuidora de alimentos en Valparaíso y Quillota, y en ese tiempo no podíamos abrir los negocios. Entonces, en nuestra casa de Olmué armé un taller y me puse a trabajar con fierros, a soldar. Decidí construir una parrilla móvil, entretenida, porque “el parrillero siempre queda como castigado en los asados”, mirando hacia el muro cuando debería ser el centro de la reunión.

Fue así que inspirado en las estructuras para asar del famoso chef argentino Francis Mallmann, Shakib construyó un gran fogón con ruedas, y distintos niveles en un domo de fierro, que permite colgar los alimentos para que se cocinen a través del fuego y el humo que los va alimentando. “Quería que fuera especial, no un producto industrializado como los que se ven hoy en día. Con piezas artesanales recicladas y personalizadas; la soldadura como protagonista y un gran valor agregado que es la historia, es decir, saber de dónde vino cada pieza. Fuimos pioneros en Chile en hacer este tipo de parrillas, y si bien nos han ido imitando en estos cuatro años, nuestro concepto sigue siendo único”.

¿Cuál es la ventaja de este tipo de parrillas?
Es un cambio de los sabores y en la forma de cocción. El calor sube y el humo va ahumando las carnes, las verduras, las hierbas que están en el sartén. Todo se va cocinando con tiempo, aquí no es posible hacer un asado rápido en treinta minutos. Lo ideal es estar todo el día o el mayor tiempo posible alrededor del fuego. Además, mover la parrilla donde tú quieras no sólo te permite participar mejor de las dinámicas, sino que los otros se acerquen alrededor del fogón. Hay un sentido de reunión y de compartir muy importante.

¿Qué piezas especiales has encontrado?
Hay muchas piezas que tienen más de cien años… por ejemplo, construí un gran asador, donde las ruedas para mover el fogón eran de un locomóvil a vapor alemán del fabricante Henrich Lanz, de 1879, y el fogón central era de un tractor Fordson de 1920. También unos taburetes a partir de una llanta de camioneta Ford de 1930 y un asiento de segadora de la misma época; o mesón bar a base de la punta de tractor MTZ-50X de la antigua Unión Soviética, fabricado en Bielorrusia, que se produjo durante los años 1969 a 1977.

“Recorriendo los campos del sur de Chile, principalmente, y chatarrerías he encontrado todo tipo de engranajes de maquinarias, ruedas de carretillas, cadenas, faroles, herramientas antiquísimas. Las hieleras las creo a partir de balones de líquido refrigerante y manillas de fierro. Algunas mesas tienen como base engranajes o piñones antiguos, en nuestra casa tenemos una muy bonita que era un volante de contrapeso, máquina de vapor que data de 1910; y las bombonas (estufas de patio) se hicieron a partir de balones de gas reciclado, ruedas y cañón de acero”.

DUPLA PERFECTA

“Sin el apoyo de mi esposa Marisol no hubiera sido posible hacer este sueño realidad, pues junto a nuestras tres hijas ha estado presente en cada etapa e idea. Es más, gracias a ella nació el nombre La Cornamusa, porque me dijo que las parrillas le recordaban las antiguas carretas del medio oeste que llevaban los sartenes y utensilios de cocina colgando. Averiguando si tenían un nombre descubrimos que se llamaban cornamusas, pero además reciben este nombre los ganchos marineros para amarrar cabos y un tipo de gaita española. Todo esto nos hizo demasiado sentido, pues yo estuve en la Escuela Naval por tres años y la Sol es hija de españoles. Nos representa de muchas maneras”.

La Cornamusa se volvió parte importante de la vida de la familia Abosaleh Martínez y es por ello que crearon el concepto de Casa Cornamusa (en Instagram @casacornamusa) en Olmué, una alternativa para disfrutar del campo y la buena mesa, y por supuesto alrededor de los asadores. Uniendo sus pasiones —Marisol es cocinera de profesión de Culinary Chile—, desde marzo de este año comenzaron a realizar en conjunto entretenidas masterclass o clases de cocina ($35.000 por persona).

“Con previa reserva, a través de nuestro Instagram, hacemos grupos de quince personas para que vivan una experiencia completa y más gourmet en torno a la parrilla. A ambos nos encanta cocinar, vamos explicando todos los procesos y respondiendo preguntas. Sólo tienes que llegar a disfrutar de un rico picoteo y de un almuerzo o cena (dependiendo del horario del evento). Además, les damos una linda pechera de regalo. En nuestra última reunión invitamos a mi papá a cocinar paella, ya que por muchos años él fue dueño de un restaurante y sabe mucho del tema. Preparamos tapas, sangría, la gente quedó feliz y nosotros también. Disfrutamos mucho siendo anfitriones, porque nosotros mismos preparamos y dirigimos todo”, cuenta Marisol.

¿Cuándo será el próximo evento?
Vamos a retomar, probablemente, a fines de septiembre o comienzos de octubre, ya que el clima estará más favorable para disfrutar al aire libre. La idea es hacer una masterclass mensual y con distintas preparaciones de pescados, carnes y verduras.

¿Realizan otro tipo de actividades?
Como contamos con un amplio quincho y jardín, arrendamos el espacio, pero para eventos pequeños, más íntimos y donde nosotros prestemos el servicio. Este es un entorno muy familiar, con muchos rincones llenos de historia, de elementos reciclados y nos gusta que así se mantenga. Dentro de esa línea se nos ocurrió hacer una pieza de alojados. Quedó tan bonita que nos motivó a abrir, eventualmente, un hotel boutique. La idea es agregar unas cuatro habitaciones más y dar un servicio integral.

“En Olmué hay muchas cabañas y hosterías, incluso un resort, pero falta un espacio más exclusivo y que tenga un concepto diferenciador. Esa es nuestra proyección cuando nuestras hijas ya no estén viviendo con nosotros en la casa y seguir disfrutando de lo que nos apasiona. Sinceramente, La Cornamusa es a lo que me quiero dedicar el resto de mi vida. Yo no soy soldador, soy artista y desde esa perfectiva no descarto el día de mañana también hacer esculturas y seguir explorando”, señala Shakib.

www.lacornamusa.cl
www.instagram.com/lacornamusa