Dónde estaba Dios

Por Marcelo Contreras

LOS ÚLTIMOS DÍAS. NETFLIX. 

La imparable contraofensiva soviética y los avances aliados en el frente occidental simbolizados en el exitoso desembarco de Normandía, encarnaban una sentencia de muerte para la Alemania de Adolf Hitler en 1944. A pesar de los esfuerzos del III Reich —la resistencia en la batalla de las Ardenas, por ejemplo—, la proximidad de la derrota era evidente. Aún así, la maquinaria nazi consagrada a la aniquilación de los judíos a través de Europa mediante una millonaria planificación industrial sintetizada en veintitrés campos de concentración, nunca bajó los brazos.

Este documental de 1998, premiado con un Oscar, dirigido por James Moll y con la producción ejecutiva de Steven Spielberg, se detiene en la experiencia de los judíos húngaros gracias al testimonio de cinco sobrevivientes, precisamente porque se trató del último país invadido por los nazis el 19 de marzo de 1944, con acción inmediata de la SS para encauzar el exterminio.

El relato detalla cómo estas familias plenamente insertas en sus respectivas comunidades, fueran pueblos o la capital Budapest, oían historias horrorosas de lo sucedido con los judíos en los países ocupados. Eran sucesos brutales pero también lejanos, hasta la caída del país. En pocas semanas, vidas apacibles se convirtieron en martirios. Al yugo nazi se sumaba la dolorosa traición de vecinos y amistades, convertidos en súbitos enemigos. Los testimonios son extraordinariamente emotivos, acompañados de material de archivo no apto para público sensible.

Como toda obra documental sobre el Holocausto con la firma de Spielberg, hay un mensaje persistente: la masacre de su pueblo en la II Guerra Mundial no puede ser olvidada, como los ciclos de reparación y justicia merecen punto final. Para las víctimas no hay cierre mientras no sepan el destino de sus seres queridos.

También se desliza una desazón constante de estos supervivientes. A pesar de los años siguen sin comprender las causas de una política de Estado cuyo fin era la aniquilación de comunidades completas, junto a otra interrogante que marca los relatos: dónde estaba Dios en medio de ese horror.