Se me ocurrió tener una cajita a mano en mi pieza, para colocar las monedas sueltas con que terminaba el día. Se caían siempre al piso al acostarme y tenía que buscarlas, en “cuatro patas”, debajo de mi cama.
Le conté el problema a mi señora y me mostró una cajita de cartón bastante duro, en forma cuadrada, donde cabe mi puño y que es perfecta para lo que la quiero, pero no sé de donde diablo la sacó ya que parece ser medio mágica. Mi intención era, cuando se llenara de monedas, llevarla al banco, pero no se llena nunca…
Cuando le conté a mi señora que la cajita siempre estaba medio llena, me quedó mirando y pensativa me respondió que soy bastante desordenado y olvidadizo.
Lo primero es cierto, pero lo segundo todavía no y para que me sienta tranquilo, agregó, que mantuviera siempre la misma cantidad de monedas y que las contara todos los días.
Muy buena idea. Ahora siempre mantengo la misma cantidad, y ya no tengo problemas, pero no me puedo explicar cómo las monedas de quinientos se transforman en monedas de diez pesos.
Sigo sorprendido con esta cajita medio mágica que todavía no puedo llevar al banco. Mi señora me dice que debe ser porque es “Made in China”.