El próximo 13 de julio se cumplen cuarenta años del Live Aid, el multitudinario concierto celebrado, simultáneamente, en los estadios Wembley de Londres y JFK en Filadelfia, con la élite del pop y del rock entre viejos estandartes y nombres en apogeo. Concitó reuniones para el olvido como Led Zeppelin, The Who y Black Sabbath, una presentación memorable de U2, vaticinando su sitio como la banda más grande del mundo un par de años después, y un Phil Collins omnipresente abordando el Concorde para actuar en ambos eventos.
Hoy el baterista y cantante de Génesis está retirado, lo mismo la nave supersónica que dejó de operar en 2003 y, por cierto, los eventos de ese tipo en torno a grandes causas. Live Aid se propuso paliar la brutal hambruna padecida por Uganda, entre 1983 y 1985, debido a una sequía, una guerra civil con tácticas de tierra quemada y malas políticas agrarias. Los datos sobre cuánto se recaudó difieren significativamente. Algunas fuentes apuntan a 53 millones de dólares, otras a 245 millones.
El ítem ganancia ha sido complejo desde el establecimiento del formato con el Concierto para Bangladesh, organizado por George Harrison y Ravi Shankar (el padre de Norah Jones), para combatir la catástrofe humanitaria que afectó a Pakistán oriental a comienzos de los setenta. El ex Beatle y el virtuoso del sitar, respectivamente, convocaron a estrellas como Bob Dylan, Eric Clapton y Ringo Starr para dos conciertos en el Madison Square Garden, celebrados el 1 de agosto de 1971. El espectáculo generó 243 mil dólares donados a Unicef ese mismo mes. Sin embargo, Allen Klein, uno de los managers más turbios de la historia —tuvo en la palma de su mano a los Beatles y los Rolling Stones—, no había registrado el concierto en su categoría benéfica. Como consecuencia, el Servicio de Impuestos Internos estadounidenses —el IRS— retuvo parte del dinero durante una década.
A la altura de Live 8, celebrado el 2 de julio de 2005 en ciudades del G8 y Sudáfrica, el trasfondo era la presión política. El evento reunió a Pink Floyd tras veinticuatro años, y convocó a Paul McCartney, U2, Madonna, Coldplay, Bon Jovi y Destiny ‘s Child. Con treinta millones de espectadores globales, el G8 se comprometió a duplicar la ayuda internacional hasta alcanzar los cincuenta mil millones de dólares anuales para 2010, destinando la mitad de ese monto a África. Un informe de la OCDE, de 2011, descubrió que la ayuda estuvo muy lejos de esa meta. Apenas once mil millones.