El cuento es maravilloso. Se titula La gira de despedida de Laurel y Hardy en Alfa centauro. Parte así: “Llevaban muertos doscientos años. Pero estaban vivos”. Pertenece al maestro de la ciencia ficción Ray Bradbury (1920-2012) y relata un tour permanente del Gordo y el Flaco recorriendo planetas a fin de aplacar la Soledad, una manera de bautizar la nostalgia que entristecía a los colonos repartidos por distintas galaxias cuando intentaban recordar cómo era la Tierra. La inmortalidad de figuras históricas también era tema en Futurama, la serie animada del creador de Los Simpsons, Matt Groening, cuando aparecía la cabeza parlante de Richard Nixon flotando en un frasco.
Revivir a los clásicos de la música es una quimera con notorios avances en esta década. Fue en 2012 cuando Tupac Shakur, la acribillada leyenda del hip hop de crimen irresoluto, apareció en escena como holograma en el festival de Coachella en California. El truco durmió un rato hasta que este año la firma Eyellusion lanzó un tour con el holograma del ídolo metalero Ronnie James Dio acompañado de banda en vivo, junto con el ecléctico Frank Zappa. La empresa BASE anuncia giras con la leyenda de la ópera Maria Callas, la trágica diva del pop Amy Winehouse y el pionero del rock romántico Roy Orbison.
En el cuento de Bradbury, Laurel y Hardy estaban multiplicados recorriendo cada rincón habitado con la necesidad de combatir la nostalgia. “Con tanta melancolía que curar en tantos mundos necesitados…”, dice el Gordo cuando justifica la existencia simultánea del dúo en una eterna gira de despedida que logre aplacar ese anhelo constante por el recuerdo de otros tiempos y sus héroes muertos.