En Chile existen dos figuras distintas para operar: la persona natural y la persona jurídica. La persona natural es el individuo con su RUT personal; la persona jurídica es la empresa, que cuenta con un RUT distinto y una existencia legal propia. Los negocios y emprendimientos deben ejecutarse siempre a través de la persona jurídica, no desde el RUT personal.
Cada una debe tener su propia cuenta corriente y manejar sus flujos de dinero por separado. Mezclar finanzas personales con las de la empresa es uno de los errores más comunes y más riesgosos.
Hacer negocios siempre implica riesgos: problemas operativos, conflictos laborales, demandas civiles, entre otros. Sin embargo, estos riesgos pueden disminuirse de forma significativa cuando la actividad se realiza a través de una empresa. Los problemas quedan dentro de la persona jurídica y no se trasladan automáticamente al patrimonio personal.
De esta forma, los activos e inversiones personales —que muchas veces han costado años de esfuerzo— quedan protegidos, ya que la responsabilidad se limita al capital aportado a la empresa.
Además, existen beneficios tributarios relevantes. Las empresas pagan impuestos según su régimen tributario, con una tasa que puede llegar hasta el 27% sobre la renta. En cambio, si se opera como persona natural, se tributa bajo el Impuesto Global Complementario, cuya tasa es progresiva y puede alcanzar hasta un 40% a medida que aumentan los ingresos.
Hoy en día, cualquier persona puede enfrentar una demanda, ya sea civil o laboral. Cuando se actúa como persona natural, estas demandas pueden afectar directamente el patrimonio personal. En cambio, al operar mediante una empresa, se protegen los bienes personales, ya que la responsabilidad queda acotada a la persona jurídica.
El acceso al crédito depende de la estabilidad de ingresos de la persona natural, lo que exige demostrar pagos regulares durante varios meses. Ingresos irregulares aumentan el riesgo ante los bancos, por lo que es clave contar con una red financiera estable, idealmente mediante un sueldo o ingreso mensual constante desde la empresa.
Cuando una empresa necesita capital de trabajo, debe endeudarse a través de la persona jurídica, ya que los bancos evalúan el flujo del negocio y su capacidad de pago. Endeudarse como persona natural es un error grave, porque ante un incumplimiento la deuda afecta directamente al patrimonio personal; por eso, para reducir riesgos y proteger los bienes, los negocios deben operar siempre mediante una empresa y no desde el RUT personal.
















