«La Fuente»

Por Maximiliano Mills

Estreno en cines el 4 de diciembre.

Al día siguiente del maremoto que arrasó con el centro-sur de Chile el sábado 27 de febrero del año 2010, leo el titular del diario El Mercurio: «medio Chile bajo el agua por maremoto con olas de 12 metros». Pensé de inmediato en una pequeña pastelería en el pueblo costero de Curanipe llamada «La Casa Azul». Mi primer pensamiento fue «que tragedia… ¡Desapareció ‘La Casa Azul’! Nos quedamos sin los mejores alfajores de Chile». Después reflexiono y pienso… «¡Desalmado! Medio país esta destruido y tu pensando en alfajores…»

Nueve años después llego a mi casa en la noche del viernes 18 de octubre y en la televisión veo que Santiago de Chile esta bajo ataque y en llamas por protestas callejeras surgidas desde la estación Baquedano del Metro. Mi primer pensamiento fue «No, no, NOOO… ¡No toquen ‘La Fuente Alemana!'»

(ya sabemos lo que pasó después).

Durante semanas, meses y años intenté seguir el día a día de Carlo Siri, el dueño de «La Fuente Alemana» que claramente se encontró en el lugar equivocado sin pedirlo. Salvo noticias esporádicas en la prensa, era difícil realizar un seguimiento. Y cuando aparecía, siempre estaba solo defendiendo su local , totalmente abandonado a su destino .Varias veces pensé que iba a aparecer en las noticias porque lo habían asesinado defendiendo «La Fuente» (Alemana), ahora renombrada «Antigua Fuente». Hoy me parece difícil de creer que haya sobrevivido enfrentándose casi cuerpo a cuerpo con las hordas de atacantes que tuvieron sitiada «La Fuente Alemana» durante más de un año. Cuando finalmente pude regresar después de la pandemia, lo abracé emocionado y le agradecí por haber defendido con su vida nuestra identidad gastronómica. La que un amigo de Texas definió como «la mejor hamburguesa que he comido en mi vida en todo el Planeta».

Llevo una década como comentarista de películas y me ha costado realizar este análisis. Por mi cercanía con la historia y por la película que ya tenía previamente en mi cabeza. Aprendí la diferencia entre «basada en hechos reales» e «inspirada en hechos reales». La segunda se basa en una apreciación poética, con libertad para el guionista de lo que si ocurrió. Yo esperaba ver a un Carlo Siri atrincherado durante semanas en su acotado local de «La Fuente». Con su angustia, con su desamparo e incertidumbre retratadas… lo que ocurre pero sin profundizar ¿Cobardía del guionista? Nada de eso. En realidad gracias al heroísmo de su director y el equipo de producción esta película pudo ser terminada y podrá ser estrenada en los cines de Chile. Quizás desde Rusia en 1985 con «Stalker» de Andréi Tarkovski que no recuerdo una película que deba haber enfrentado tamaña oposición en sus etapas de pre y post producción: los líderes del estallido social ocurrido el 18 de octubre de 2019 en Chile ahora desde marzo de 2022 eran los políticos elegidos para dirigir el país y «La Fuente» iba contra su relato histórico. Yo me enteré cuanto les costó encontrar la sala para su estreno y una cadena de cines para exhibirla. Les sugerí que la exhibieran en una carpa; la misma alternativa que tenía Orson Wells para mostrar «Ciudadano Kane» ante la prohibición de William R. Hearst.

«Chile es un país pequeño y nos conocemos todos. Por esto es que aquí nunca va a ocurrir una guerra civil» — José Duval

La paradoja detrás de «La Fuente» se comprueba en esta frase: el hijo de uno de los actores apoyó con fuerza y presencia el estallido social y participó en la redacción de la nueva constitución que desarmaba al Estado de Chile. De otros actores sabemos que lado tomaron. Verlos ahora en el papel de sus víctimas resultó difícil de asimilar con credibilidad pero se logra sin cuestionamientos.

«La Fuente» (2025) es una película escrita, producida, editada y dirigida por Daniel Vivanco y protagonizada por Luis Gnecco, Patricio Achurra, Paola Giannini y Roberto Farías. La banda sonora fue compuesta por Sebastián Errázuriz y la dirección de fotografía estuvo a cargo de Diego Estay.

Si se toma a «La Fuente» como un objeto artístico es sólido y se sostiene en base a hermosas imágenes oníricas y de filosofía de vida, que contrastan con la barbarie qué enfrentó a diario Carlo Siri. Los planos están realizados con delicadeza y oficio, así como la iluminación: elegancia cromática combinada con certera profundidad de campo. En un país donde cada nuevo terremoto borra nuestra historia y recuerdos, «La Fuente» se levantará como una permanente baliza-testimonio de lo que de seguro cada asistente al cine se preguntará… ¿De verdad esto ocurrió en Chile? ¿Y pasó hace menos de seis años? Ocurrió y ahora lo podrá entender alguien que vea la película en Islandia, Uruguay o Cambodia.

Si yo hubiera sido el guionista habría incluido más acción, enfrentamientos, palpitar la angustia del hombre solo e indefenso, viendo pasar a… ¡Dos millones de manifestantes! frente a su restorán.

«Solo las revoluciones ordenadas son exitosas»

Yo como escritor que paga el IVA al libro más caro del mundo (19%) debería haber sido el primero tirando piedras en Plaza Baquedano contra la Matriz-que-oprimia-al-ciudadano, pero desde un principio se veía que esta revolución había nacido muerta: el libertinaje, la violencia y el despelote no podían ser la génesis para «mejorar la vida de los chilenos» (sic). Algo que si realiza Carlo Siri y familia con sus recetas tradicionales y la inconfundible gastronomía que por más de siete décadas han sido un regocijo culinario para los habitantes de Chile y el mundo…

¡Larga vida al «Rumano con Queso»!