Emprendedor: tú no eres tu empresa
Uno de los errores más comunes —y costosos— que cometen muchos emprendedores es no distinguir entre sus finanzas personales y las de su negocio. Si tú creaste un negocio y trabajas en él día a día, no eres simplemente ‘el dueño’: eres un autoempleado.
La empresa debe ser capaz de pagarte un sueldo de mercado, como a cualquier otro empleado, y cubrir tus imposiciones (AFP e Isapre).
Ese será tu salario y se denomina ingreso activo (si trabajas, ganas). ¡Con eso debes vivir!
No puedes regalar tu trabajo a la empresa. Ella debe ser capaz de pagarle a todas las personas que trabajan en ella, incluyéndote a ti.
Tu sueldo debe manejarse en tu cuenta corriente personal, aparte.
¡A la empresa debes verla con otros ojos!
Tiene sus flujos y su cuenta corriente, y tú no puedes usar esos flujos para gastos personales.
Si la empresa deja utilidades, te recomiendo retirar un 30% como ingreso adicional, ya sea de forma mensual o anual.Eso será tu ingreso pasivo.
El saldo de las utilidades debe usarse para inversión y crecimiento del negocio.
Si al incluir tu sueldo la empresa no genera utilidades, significa que no es rentable.
¡Y ahí debe estar tu foco!
Tú debes ser capaz de tener un doble ingreso:
- Por una parte, tu sueldo.
- Por otra, las utilidades.
Recién ahí podrás contratar a un tercero que haga tu trabajo, y eso significará que pasaste a ser un verdadero empresario.Ese debe ser tu plan para lograr la libertad financiera que todos buscan.
¡Podrás irte de vacaciones y la empresa seguirá generando dinero para ti!