En muchas ocasiones las ciudades se originan y ordenan según las características del lugar previo al asentamiento. Suena básico y lógico, sin embargo, tenemos tantos otros casos donde se implementa una solución sin importar la preexistencia. Una suerte de borrón y cuenta nueva. La segunda opción no es una crítica, sino un contrapeso para no interpretar la primera como una obviedad.
Así es el caso de Dubrovnik, que tiene como calle principal, y de mayor uso, lo que originalmente era un canal natural de aguas. Por un lado, el espacio estaba disponible, solo tenían que habilitarlo, y por otro, lo que dividía un pueblo en dos, hoy se transforma en una costura urbana denominada Stradun. Una peatonal que fomenta el uso del espacio público, ordena el funcionamiento de la ciudad y conecta puntos relevantes. Viene al recuerdo las palabras del docente Rafael Ramírez, quien señaló más de una vez en clases de taller: muchas veces las soluciones están presentes, solo hay que saber reconocerlas y darles un empujón con la forma.
Originalmente fue pavimentada con piedra caliza en el año 1468. Doscientos años más tarde, la ciudad fue víctima de un gran terremoto. La reconstrucción no solo consideró la actual pavimentación, sino también, se enfocó en la simple y, a la vez, compleja misión de establecer regulaciones para toda edificación que quiera ser parte de esta calle y sus alrededores. Consiguieron uniformidad, equilibrio urbano, lenguaje y, por consecuencia, identidad. Cualidades que fueron destrozadas sin piedad en la invasión yugoslava tras la independencia de Croacia, entre los años 1991 y 1995. Una manera clara y didáctica de dimensionar el daño, consiste en reconocer la proporción de tejas nuevas, de color más rojizo, respecto a las tejas primitivas de un café desvaído. Los techos donde predomina el rojo sobre el café, evidencian con elocuencia la magnitud del desastre.
Dubrovnik y su calle Stradun, en representación de muchas otras zonas del país, son un ejemplo de resiliencia. No solo por la capacidad de recuperarse de situaciones adversas y traumáticas, sino, además, por visualizar en cada evento, la oportunidad de salir fortalecidos. Hoy esta localidad es un símbolo de recuperación cultural, demostrando cómo los lugares de encuentro y convivencia sobreviven, tanto por su potencial físico como por la convicción de sus ciudadanos, autoridades y normativa.
Centro cosmopolita y de activación económica. Stradun ha mantenido su función como arteria principal. Un lugar donde la interacción, el comercio local, el patrimonio, la recreación, el descanso para algunos y el trabajo para otros, son elementos claves de una ciudad.
PD: Tuvieron dos oportunidades para hacer borrón y cuenta nueva. Decidieron bien.