En los semanales recorridos por mi Villa Alemana, también disfruto de su excelente clima. Recuerdo que mi padre, en sus hojas de cartas, tenía impresa siempre la frase «Villa Alemana 300 días de sol al año», época donde no se conocían aún los antibióticos y los adelantos en medicina. Los enfermos llegaban de sus tierras para sanar gracias al sol villalemanino y su clima seco.
Almuerzo naturalmente en el Círcolo Italiano y pregunto por tantos platos que preparaban mis nonnos como zapallitos italianos, berenjenas, menestrone, cimas, prietas etc. Parece que son preparaciones muy antiguas.
Pero como es lógico, los nuevos tiempos vienen cambiados. A los postres, me di cuenta que a medida que se terminaba con el café, en cada mesa se dirigían a la caja a cancelar el consumo, pues ya casi no se Ilama a la persona que los atiende para pedirle la cuenta. Los imité y como tiempo tenía, les daba la pasada para pagar.
La mayoría pagaba con el celular, solo unos dos o tres usaban la tarjeta de crédito y volvían a sus mesas con la boleta de pago. Cuando me decidí a cancelar lo mío, le dije a la señora, de la que ya somos como amigos: Perdone, pero yo soy del siglo pasado y me da vergüenza pagarle con este billete de 10 mil pesos, que como ya no se usan, está casi nuevo…