Qloud: Autodidacta

Esta artista viñamarina no solo canta y compone, sino que produce sus propias canciones y dirige sus videos. Una cualidad que habla de su faceta camaleónica y las ganas por aprender e ir más allá en la escena musical. Por estos días, acaba de estrenar el videoclip del sencillo Mi luz, que fue rodado en Los Ángeles, California, donde reside actualmente, está buscando financiamiento para lanzar un EP colectivo llamado Chasing Stardust y da los toques finales de su primer disco como solista.

Por Macarena Ríos R./ Fotografías gentileza entrevistada

A Claudia Lillo (27), desde siempre, le ha gustado la música. “Crecí escuchando Bjork, A-Ha, U2, Mike Oldfield. Tocaba piano y guitarra. En el colegio me encantaba participar de los shows de talentos, pero nunca lo vi como algo más profesional”.

Hasta que se topó con la producción musical.

Fue un camino largo. Primero estudió arquitectura, pero terminó cursando publicidad. Ahí descubrió la producción musical, una etiqueta que hoy la define y gratifica. Un día descargó una aplicación para hacer música, se consiguió un micrófono, una interface, un controlador midi y comenzó a experimentar y a hacer maquetas con la ayuda de tutoriales por Youtube. Ese fue el principio de todo.

“Cuando descubrí la producción musical y empecé a hacer mis propias maquetas me di cuenta que me gustaba mucho y que era buena en eso”.

También comenzó a componer y a subir covers por Youtube.

Desde Veneno —su primer demo que lanzó a mediados del 2019—, su estilo y voz han evolucionado.

Luego vino su primer EP, Mundo índigo, que fue lanzado en diciembre del 2020 junto al sello T3MPLUM y que consta de seis canciones, incluyendo una colaboración con la artista Flowyn. “Índigo es un color con harta carga energética y significado simbólico. Representa el chakra del tercer ojo, que implica poder ver más allá, poder captar lo que tus ojos no ven. El proyecto, en general, era un poco eso, ver más allá”.

Tiene una identidad visual potente. “Siempre me ha gustado la mitología, el animé, la fantasía y los colores”.

¿Te encasillas en un estilo?
Mi estilo es más etéreo, me gusta que mis voces suenen más atmosféricas. Yo creo que cabe dentro del electro pop. A mí me gusta decirle “fairy wave”, como le dijo una vez un productor que conocí.

¿Qué tan importantes son las clases de canto?
Actualmente lo que se usa mucho es tener un coach vocal. En mi caso trabajo con Constanza Daviú y siento que mi voz ha crecido. Es como ir al gimnasio, porque, finalmente, la voz es un conjunto de músculos trabajando.

¿Cómo ves la industria nacional?
En Chile hay mucho talento, muchísimo, pero creo que a veces no se valora. Que a veces lo que viene de afuera brilla más.

¿Qué es primero, la letra o la melodía?
Para mí, la melodía, aunque por lo general van de la mano.

LOS ÁNGELES

Como quería aprender más sobre la producción musical, partió a Los Ángeles a estudiar en la escuela Icon Collective. “Mis papás me han apoyado muchísimo, son como parte de mi equipo de trabajo. Mi familia ha sido incondicional; mi mamá es mi fan número uno y mi hermana estuvo conmigo en Estados Unidos”

¿Qué rescatas de tu experiencia en Los Ángeles?
Es muy distinto a Chile. Siento que la mentalidad de la gente allá es otra cosa, nadie está pendiente de lo que hace el otro, son mucho más abiertos, no juzgan. Pero al mismo tiempo es una ciudad muy rara, de excesos y contrastes. Hay mucho exceso de bienes materiales, de alcohol, de drogas.

¿Qué aprendiste en Icon Collective?
Conocí a gente demasiado talentosa, gente a otro nivel. Fue genial poder aprender de ellos también, no solo en las clases. Se crea un ambiente tremendo donde estás abierta a aprender de todos, no solo de los profesores, sino de los compañeros también. Muchos de ellos eran guitarristas, cantantes, Djs, escritores, poetas, compositores. Entonces se generan grupos de colaboración en los que cada uno aporta y eso es increíble.

De hecho, de esa experiencia colaborativa, Qloud comenta que nació un EP de tres canciones llamado Chasing Stardust, cuyo estilo de música es la fusión electropop. “La estoy postulando a sellos en Estados Unidos para poder lanzarla y distribuirla. Vamos a ver qué pasa”.

¿Qué te inspira para componer?
Hay distintos caminos para empezar una canción. Creo que lo principal es tomar una emoción que estés sintiendo, porque de ahí puede salir una melodía, una letra, una frase.

Son pocas las mujeres productoras, ¿a qué lo atribuyes?
Como mujer productora siento que es mi misión derribar la barrera del estigma. Dentro de la producción musical solo el 2,8 por ciento de los productores a nivel mundial son mujeres. Llega a ser ridículo. Conozco a muchas mujeres que son secas, pero la mayoría producen para sí mismas porque no hay confianza en ellas. Históricamente, el rubro siempre ha sido liderado por hombres y eso tiene que cambiar.