Maifud: El mercado de lo imperfecto

Combatir el desperdicio de alimentos, trabajando directamente con los agricultores, a través de un comercio justo, es la propuesta de Maifud. Emprendimiento sustentable, liderado por Darío Contreras, que cuenta con una comunidad de más de cuarenta y tres mil seguidores en Instagram. Hoy ya han rescatado ochenta toneladas de frutas y verduras descartadas, principalmente por su forma o calibre fuera de lo convencional, y su meta es ir por más.

Por María Inés Manzo C. / Fotografía Javiera Díaz de Valdés y gentileza Maifud

Zanahorias de “dos patas”, cebollas muy grandes, paltas muy pequeñas, pepinos deformes, manzanas con marcas, espárragos curvados o tomates de distinto color, que no afectan su inocuidad ni propiedades, son parte de lo que ofrece el ecommerce Maifud, seleccionado, en octubre, dentro de las cincuenta innovaciones del 2022 por parte del Catálogo de Innovación Alimentaria, Transforma Alimentos, de CORFO. “Somos el primer mercado al detalle en Chile que aborda el problema del desperdicio de alimentos, conectándonos directamente con productores locales para rescatar, a precio justo, la ‘producción imperfecta’ que de otra manera se perdería”, cuenta el fundador de Maifud, Darío Contreras Levy.

Desde pequeño, Darío tuvo una gran conexión con el campo y el valor de los alimentos. “Me crié en Copiapó, en una parcela con frutales, vivía arriba de los árboles, me subía a comer damascos, peras o uvas. Mi abuelo, por otro lado, era agricultor en el sur e íbamos a ayudarlo en tiempo de cosecha de cereales. En casa de mis abuelos siempre comíamos lo que venía directamente del huerto, se cosechaban choclos, papas, porotos verdes… y sabía todo el esfuerzo que había detrás para producirlos”.

Decidió estudiar Ingeniería Civil en la Pontificia Universidad Católica de Santiago y trabajó cerca de doce años en empresas corporativas en temas financieros, pero el hacer algo por lo medioambiental siempre estaba en su cabeza. “En el 2010 me fui a vivir solo, me hice cargo de una casa y descubrí la cantidad de comida que se puede desperdiciar. Así que hice un huerto en mi balcón, empecé a reciclar y a separar mi basura. Pero sentía que debía hacer algo más”.

El 2016, ingresó a una agrupación de voluntarios que se dedicaban a rescatar alimentos y a generar conciencia en la comunidad. “Realizábamos rescates en ferias para ayudar a personas de escasos recursos, y eso se fue transformando en ir a las cosechas y donar a fundaciones. Así fui conociendo a muchos agricultores de la zona central que botaban cerca de un tercio de lo que producían, sobre todo hortalizas, porque no lograban los estándares del comercio. Esa experiencia me sirvió también para investigar lo que se estaba haciendo en otras partes del mundo”.

¿Cuándo decides emprender?
Como voluntario realicé muchas actividades de corte solidario y de a poco le fui dando la vuelta a emprender, pero siempre relacionado con el desperdicio de alimentos porque esa fue una problemática que me apasionó. Vi una tremenda oportunidad y armé primero una comunidad en redes sociales llamada Maifud (en referencia a my food que significa, en inglés, mi comida), que tenía por objetivo ser una plataforma para que gente te pudiera compartir comida que le sobraba en sus casas y así no se perdiera. Entonces, en sus inicios, era un proyecto a nivel doméstico. Esta comunidad fue creciendo cada vez más, hoy tenemos más de 10.300 seguidores en Facebook y 43.500 seguidores en Instagram.

¿Así comienza “El mercado de lo imperfecto”?
Sí, decidí usar la misma marca Maifud y convertirla en un negocio con un impacto social y medio ambiental a través de la web www.maifud.cl. La idea es ir a los campos, rescatar toda la comida descartada a un precio justo, es decir, pagarle al agricultor para que no pierda su merma y, a su vez, ofrecerles a mis clientes precios más convenientes, en promedio con un 45% de descuento en comparación con lo que pueden encontrar en supermercados online. Actualmente tenemos frutas y verduras de descarte al detalle y a través de nuestras cajas imperfectas, que se ofrecen semanalmente o mediante planes de suscripción. Además, productos de despensa rechazados (principalmente por su fecha de caducidad) y/o elaborados por emprendedores, más algunos productos de aseo y hogar.

HUELLA DEL AGUA

“Al comprar una de nuestras cajas o productos imperfectos estás ayudando también al medioambiente, porque se está evitando que recursos naturales se usen en vano y que una cantidad gigantesca de comida termine en un basural”.

Son un emprendimiento totalmente sustentable…
Sí, tratamos de incentivar el triple impacto y fomentar la economía circular. Por ejemplo, un 31% de nuestras entregas se hacen en bicicleta y un 35% por retiro en nuestros tres puntos gratuitos. Los productos al detalle los entregamos en bolsas de papel reutilizadas del retail y supermercados, que la misma gente nos lleva a nuestras bodegas. A la fecha llevamos más de 15.000 bolsas reutilizadas. En términos de impacto ambiental, hemos rescatado ochenta toneladas de alimentos, evitando que se emitan más de 215 toneladas de CO2; y que más de 38,4 millones de litros de agua no fueran usados en vano.

Y que hoy con la crisis hídrica es más preocupante…
La gente no dimensiona lo que se gasta en la agricultura, es tremendo, y la huella del agua es invisible, porque cuando botas una manzana tras ella también se botan alrededor de setenta litros de agua que se usaron para su producción. Con los alimentos de origen animal es peor, pues se multiplica por quince veces. Este es el tipo de temas que tratamos de sensibilizar a través de nuestra comunidad, sobre todo por redes sociales, para que más personas conozcan sobre el impacto del desperdicio de alimentos en el mundo.

¿Qué se puede encontrar en sus cajas imperfectas?
Ofrecemos cerca de catorce variedades de frutas y verduras distintas, donde aseguramos ocho kilos y medio de productos. Por otro lado, puedes agregarle cosas extra, ya que hoy trabajamos con algunos productores de envasados, principalmente snacks, barritas de cereal, mayonesa o kétchup que tienen corta vida útil, pero están en excelente estado.  También tenemos algunos productos importados y enfocados en limpieza de cocina y alimentos, como el higienizante para frutas y verduras o telas enceradas para evitar los plásticos de un solo uso. Como marca ofrecemos paños de cocina que son compostables, para generar menos basura. Queremos que el mensaje sea integral.

TOMATES DE HERENCIA

“Los tomates de herencia son un producto que ofrecemos en temporada. Nos contactamos con algunas agrícolas agroecológicas que buscan darle un mejor valor al uso de sus tierras, ya que son productos más difíciles de cultivar y no muy comercializables. Actualmente, ofrecemos entre quince a veinte variedades que en los supermercados no van a encontrar, porque no cumplen el estándar logístico… son más frágiles y se merman fácilmente”.

¿Cómo los ofrecen ustedes?
Ideamos unas cajitas mucho más protegidas para que lleguen en excelente estado a nuestros clientes. Es un producto que sale en verano para fomentar la diversidad, que la gente se acostumbre a ver tomates que no son tan tradicionales, de colores amarillos, verdes, morados, negros… además, son riquísimos, jugosos. Esperamos tenerlos desde diciembre.

¿De ahí nace su salsa de tomates?
En parte de ellos, pero contiene todos los tomates que ofrecemos. Lo que a nosotros mismos se nos genera de merma de tomates lo utilizamos para producir nuestra Salsa de Tomates Imperfecta de 415 gramos. Si los tomates tienen una pequeña rajadura ya no los podemos ofrecer; en el verano, en un ratito, se llenan de hongos. Por eso, rápidamente, se van a nuestras cocinas y luego los ofrecemos envasados. Es un upcycling de comida muy rica y natural.

¿Tienen pensado hacer más productos?
Sería lo ideal, pero debemos desarrollar mejor ese modelo de negocios. Este año también ofrecimos néctar de damasco descartado. A medida que dispongamos de más recursos y financiamiento seguiremos lanzando más productos imperfectos a base de lo que tengamos por temporada.

¿Y expandirse a más ciudades?
De todas maneras. Hoy llegamos a 3.400 clientes de treinta siete comunas de Santiago. Esperamos, en un futuro próximo, llegar a ciudades cercanas como Viña del Mar y también a otras más lejanas como Concepción, porque sabemos que hay muchas oportunidades de hacer colaboraciones con otros emprendedores sustentables. Mi sueño es llegar a la mayor cantidad de puntos en Chile y extender este proyecto por Sudamérica.

¿Qué otros proyectos se vienen?
El mes pasado comencé a dar charlas en colegios, pues creo que es muy importante educar tanto a los niños como a sus familias. Ellos son el futuro, quienes van a influir en sus padres, y entre antes tengan internalizado el cuidado de los alimentos desde su cosecha, qué es el compost, huertas comunitarias, etc. podemos ir reduciendo de a poco el desperdicio global. Si esto fuera un ramo en las mallas curriculares, sin duda, veríamos un cambio en lo social. Por lo mismo, comenzamos a colocar en nuestras cajas, detrás de nuestros folletos, verduras y frutas imperfectas para colorear para que vayan reconociendo diferentes formas y tamaños.

“También estamos estableciendo alianzas con distintas empresas de compost para entregarles, a nuestros clientes, atractivos planes de descuento para que se motiven a seguir todo el ciclo. Hoy la problemática ambiental es tarea de todos, por eso mismo queremos seguir creciendo y estamos en búsqueda de inversionistas potenciales interesados, que sigan nuestra convicción en la lucha contra el desperdicio de alimentos y en hacer cambios positivos para nuestro planeta”.

www.maifud.cl
Instagram: @maifud.cl
Facebook: @maifud

Se estima que un 40% de toda la comida que se produce en el mundo termina en la basura. De este total, un 48% ocurre en los campos, debido principalmente a los estrictos estándares de mercado que se aplican a frutas y verduras. Lo que equivale a 2.500 millones de toneladas anuales.

¿Y a qué costo? El desperdicio de alimentos equivale a cuatro veces el PIB de Chile. Además, provoca el 10% Emisiones GEI causantes del cambio climático.

 ¿Cuál es la realidad de Chile? Existen más de 300.000 agricultores en nuestro país. 5.000 sólo en la Región Metropolitana. 73,4% de los predios son de tamaño inferior a veinte hectáreas y pequeños agricultores pierden cerca del 28% de su producción de hortalizas.