Raimundo Arriagada: Óleo texturado

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Son diez las obras que, actualmente, está exponiendo en la galería capitalina La Sala, cuyo hilo conductor es el óleo. A través de una particular técnica que viene desarrollando desde hace poco más de una década, el artista imprime a su trabajo un sello especial y volumétrico con la ayuda de una jeringa. “Por medio de ecuaciones de color y forma, pretendo involucrar al espectador en distintas situaciones y sensaciones cromáticas”, asegura.

Por Macarena Ríos R. /Fotografías Renato Court H.

Desde su taller, en Puchuncaví, Raimundo Arriagada (29) dice que nunca pensó en ser artista, que exponer lo emociona y que siempre ha sido el óleo. “Estudié en el instituto de Arte de la Universidad Católica de Valparaíso y se podría decir que una de sus características es la variedad de su malla curricular, donde pasé por ramos como poesía, teatro, y cine, además de historia del arte, pintura etc., lo que me abrió la manera de entender y ver el arte”.

Con Relaciones percentuales, su última entrega, busca involucrar al público, poniendo el foco en torno a la exploración del color y a la tensión que puede generar en el espectador. “De por sí las exposiciones pueden girar en torno al artista y no de la obra, y es justo eso lo que quiero evitar. Las obras hablan por sí solas, no requieren de alguien que hable por ellas”.

¿Qué significa para ti ser artista?
¿Qué es “ser artista”? Para mí es simplemente un adjetivo.

Raimundo comenta que las obras de esta exposición dan cabida al acontecimiento, “donde estas se presentan y existen por sí solas, donde no requieren de un discurso, solo necesitan de un otro, el observador, para existir. Al momento de enfrentarse con la imagen, con las obras, se logra apreciar superposiciones y yuxtaposiciones de “cordones” de óleos, entramadas con grandes cantidades y densidades viscosas organizadas, con saturaciones, con brillos.

“El desafío más grande siempre será el “hacer”, estar atento a lo que sucede y poder descifrar nuevas posibilidades que funcionen, que intriguen”.

¿Siempre fue la pintura tu forma de expresión, o te aventuraste en otros formatos?
No es mi forma de expresión la pintura; la pintura está ahí, por sí sola. Siempre existió. Para que se entienda mejor, podría decir que soy un medio de, pero esta existió antes de que la hiciera, antes de que pensara sobre ella. Y ha ocurrido lo mismo con los otros formatos. En estos momentos no estoy cerrado a solo pintar, han sido las circunstancias las que han permitido estas pinturas, pero quizás el día de mañana aparezca otro formato.

¿Qué te inspira?
No sé si se podría llamar inspiración, pero me provoca el pensar, el hacer, el decir, de manera distinta a lo que estamos acostumbrados. No existe solo una forma de hacer y en el hacer se abren posibilidades infinitas de juegos.

En cuanto al mensaje que busca entregar, el distintivo está en la técnica. Ese es su núcleo central. “La técnica que utilizo contradice el uso frecuente que se tiene del óleo: cubrir una superficie con la ayuda de un pincel. Por medio de una jeringa corriente aplico el óleo presionando de manera constante su émbolo sobre soportes planos y volumétricos, hasta vaciar el contenido, el que se adhiere sin dificultad, gracias a la viscosidad y elasticidad del óleo”.

En estas obras de mediano formato, se percibe una repetición o patrón formal, una suerte de tejido de color, “que invisibiliza el material, luces y sombras se relacionan de manera individual con el espectador y son los protagonistas que incitan a reflexionar sobre su naturaleza técnico-material”.