CasaBlu Hotel: Sincretismo cultural

Cada rincón, cada detalle, cada objeto, habla de la riqueza patrimonial que encierran sus paredes centenarias. Enclavado en el Cerro Alegre, este hotel boutique ofrece desconexión y puro relajo frente a un Pacífico infinito. Casi un  siglo de historia acuñado en puertas de madera talladas a mano, cielos altos y muros originales de la época.

Por Macarena Ríos R. / Fotografía gentileza Hotel CasaBlu

 La casona de cuatro pisos se alza, orgullosa, en el corazón patrimonial de Valparaíso, en el Cerro Alegre. Construida a principios de siglo por un médico inmigrante inglés, habitada más tarde por una congregación de monjas italianas y posteriormente adquirida por Paula Echeñique y su familia, la estructura original salta a la vista: muros de ladrillo y piedra, cielos altos, ventanales con marquetería de pino Oregón original, lámparas de época.

Los viajes familiares y el sincretismo cultural están impresos a fuego no solo en el mobiliario, sino también en las antigüedades, obras de arte y artesanía contemporánea de CasaBlu: en las cabezas de Buda, en los ángeles y vírgenes latinoamericanas, en las máscaras chinas, en los coloridos tapices de Oriente, en las alfombras de Siria e Irán, en las pinturas cuzqueñas, apostadas en las habitaciones y áreas comunes del hotel.

Una estética que fue tomando forma a lo largo de los años, marcada por esos objetos traídos de África, Asia y América, y que le da un sello muy particular a CasaBlu. Una colección armada completamente a pulso durante veinte años, que recolectaron, seleccionaron y rescataron de todo el mundo y que hoy habitan la casona.

“La decoradora Paula Gutiérrez nos hizo una asesoría integral que incluyó la paleta de colores para armonizar nuestra colección de objetos, los papeles murales del primer piso, los respaldos de las camas, los tapices y las cortinas. Un gran acierto”, comenta Paula.

Los espacios comunes son amplios y acogedores e invitan a la lectura, al relajo, a una buena conversación. “Es una casa que se habita en sus distintos espacios”. En el primer piso, junto con la recepción, la oficina, el amplio salón principal –premunido de una colección de textos sobre arquitectura, literatura y fotografía–, y una sala de luz vidriada que da al jardín, al estilo de un winter garden, hay dos habitaciones. Las demás habitaciones están repartidas en los siguientes pisos, con vistas generosas y cuidado interiorismo.

“CasaBlu es un espacio patrimonial privilegiado en la ciudad”, comenta Paula. Y como tal, su restauración, fue cuidada hasta en sus mínimos detalles.

“La maravilla del ecosistema turístico en Valparaíso es que cada hotel guarda su belleza especial. CasaBlu tiene su propia identidad y que tiene que ver con los viajes que hemos hecho, que de alguna manera dialogan con el puerto, un lugar de encuentro de la diversidad”.

AL RESCATE DEL PATRIMONIO

La remodelación fue encargada a la oficina de arquitectos de Igor Rossenman: Rosenmann & López. “El primer piso conserva la construcción original de la casa, como las maderas talladas de las puertas y el vitral en el cielo de la habitación 4, por ejemplo, y remodelamos completamente el último piso”. Lo que antiguamente era una oscura buhardilla, la transformaron en amplias habitaciones y una gran sala de estar con una terraza que permite una espectacular vista panorámica a la bahía.

“Hemos restaurado cuidadosamente cada uno de los pisos para conservar las huellas de cada uno de sus habitantes”.

A la decoración, el mobiliario y la colección de objetos, no podían faltar los cuadros. “Dentro de la colección de pinturas que tenemos hay artistas emergentes y consagrados. Un mix bastante ecléctico que aúna lo contemporáneo con lo clásico. Cada cuadro está puesto en su lugar de acuerdo al espacio que lo habita y que complementa la decoración”. “La experiencia de CasaBlu es vivir Valparaíso desde dentro”. El rescate del patrimonio, la importancia de la belleza, la calidad de vida de las personas, el relajo, el bienestar, es el sello de nuestro hotel.

“Cada detalle está pensado en el otro, en alguien que va a vivir la experiencia, que lo va a disfrutar y a recordar”.

El jardín es uno de los puntos altos de CasaBlu. Bajo la sombra de un gran nogal, ofrece un rincón tranquilo que llama a la lectura, a disfrutar un momento de quietud en medio de la vorágine diaria o un aperitivo.

“Los desayunos buffet están hechos con amor y cuidado. El jardín es el espacio ideal para disfrutarlo en esta época del año. Un lugar lleno de flores y plantas junto a una fuente de agua marroquí donde se despiertan todos los sentidos, con música ad hoc y un olor inconfundible. Siempre regaloneamos a nuestros huéspedes, un día se nos ocurre ofrecer nuestra torta favorita, o hacemos el kuchen que más nos gusta, ofrecemos un queso de cabra de Tiltil, mermeladas y manjar de Olmué, café de grano italiano.

Para el año nuevo hay muchas sorpresas y viene con cena incluida. La idea es seguir con la tradición de las cenas que les daba a mi familia y amigos en ese mágico lugar y disfrutar Valparaíso desde adentro”.

San Enrique 387 Cerro Alegre
www.casablu.cl
@casabluhotel