Francisco Barra: Enfoque positivo

La salud mental en nuestro país muestra cifras alarmantes. Duplicamos la prevalencia de patologías mentales a nivel mundial, tenemos una de las tasas más altas de depresión en Latinoamérica y cinco personas se suicidan diariamente en Chile. Esto en una época “normal”. Por lo tanto es de Perogrullo sospechar que el coronavirus ha gatillado un sinnúmero de reacciones emocionales potenciadas por las circunstancias. ¿Cómo podemos fortalecernos para sobrellevar estos tiempos? Los invitamos a leer la opinión de un experto.

Por Claudia Zazzali / Fotografías Rodrigo Herrera

«La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de enfermedad», define la OMS. En paralelo, tenemos el dato que, en Chile, más de la mitad de las licencias médicas son por salud mental.

¿Tanto hemos descuidado nuestro desarrollo integral como sociedad? Para Francisco Barra, sicólogo clínico, “es demasiado evidente que la salud mental es una materia pendiente en nuestro país, sobre todo si queremos ser una nación “bien desarrollada, es decir, con crecimiento en cifras, pero también sana, equilibrada y feliz”.

¿En qué influyen las políticas de educación en temas de salud mental?
Es que es muy difícil que la salud mental en Chile mejore si la formación de nuestros niños y jóvenes apunta, casi exclusivamente, al desarrollo de competencias técnicas. Necesitamos con extrema urgencia entender que los profesionales y técnicos son importantes, pero los son mucho más las personas íntegras, ciudadanos que contribuyan a construir una sociedad unida, con sentido de comunidad, libre, amable, responsable. Saludable en todo el sentido de la palabra.

Francisco Barra nació en Antofagasta, es sicólogo clínico, posgraduado, especialista en sicoterapia y en su experiencia de más de veinticinco años de ejercicio profesional en el ámbito público y privado considera la sicoterapia como un bien esencial. “Estas experiencias emocionales intensas nos invitan a poner lo mejor de cada uno, en el intento por rescatar y asimilar lo que la situación nos aporta. En este sentido, soy un convencido de que la sicoterapia es una experiencia que vale mucho la pena, que bien implementada puede generar múltiples beneficios y que, sin duda, debería ser parte de la canasta básica de toda persona. Así de útil, así de importante”, afirma.

Uno siempre se imagina la sicoterapia como un espacio para hablar de temas muy íntimos o para que te digan qué hacer frente a X situación, ¿cómo la defines?
Técnicamente y en pocas palabras, podríamos entender la sicoterapia como una disciplina dentro de la sicología clínica que, sustentada en el principio de la neuroplasticidad, busca generar modificaciones positivas en el funcionamiento psicológico de los pacientes.

¿Qué es la neuroplasticidad?
En simple, es la capacidad que tenemos de modificar nuestras conductas porque el cerebro es una estructura que cambia con la experiencia.

Pero siempre nos han dicho que “la gente no cambia…”
Eso no es tan así. Se requiere un proceso, que en el caso de la sicoterapia debe ser guiado por un sicólogo clínico, que sea capaz de realizar un diagnóstico oportuno e implementar estrategias que se traduzcan en beneficios que vayan desde el alivio de síntomas a mejoras en la personalidad, funcionalidad, calidad interaccional y de vida, de quienes reciben estos tratamientos. Hoy existen muchos espacios para buscar información, gracias a las redes sociales. Nosotros, como equipo, estamos disponibles para recibir preguntas como Psicomed Antofagasta en Facebook y en Instagram como @psicomed_antof.

¿Qué podemos esperar de una terapia?
Entre otras cosas, se intenta incrementar el nivel de conciencia sobre quiénes somos y de lo que nos sucede, dejando de lado la conducta más usual que es funcionar con piloto automático. Con estos tratamientos, se busca el desarrollo de capacidades de regulación, que nos ayuden a manejarnos de mejor manera en el plano emocional, conductual o social, entre otros. También es posible potenciar aspectos tan relevantes como autoestima, capacidad de disfrute, control emocional, positivismo, empatía, toma de decisiones, tolerancia a la frustración y habilidades sociales.

FACTOR PANDEMIA

Para Francisco, esta pandemia es una experiencia muy “desorganizadora”, debido a su carácter inusual y, para muchos, traumático. “Muchas personas en estas circunstancias pueden perder su punto de equilibrio emocional y no lograr recuperarlo. En estos casos es fundamental buscar rápidamente apoyo profesional especializado, que facilite la asimilación, tolerancia y ajuste a lo que se está viviendo”, destaca.

¿Ves con preocupación la propagación del covid?
Sí. Le temo no sólo a la epidemia viral, también a la epidemia de ansiedad y depresión que se puede estar generando y me preocupa porque vía neuronas espejo, el desaliento y el miedo se contagian como el peor de los resfríos. Es importante que el gobierno central y los gobiernos locales, materialicen pronto sus anuncios en cuanto a la implementación de redes formales de apoyo sicológico.

¿Crees que podamos sacar algo positivo de esto?
Para quienes tenemos nuestras necesidades básicas cubiertas, existe hoy una oportunidad para transformar este momento de colapso en una ocasión de esperanza. Esperanza de que podamos salir adelante, mejorando nuestro despliegue individual, potenciando nuestros vínculos. Por estos días, me toca atender a personas que paradójicamente, desde la cuarentena del hogar, describen sentirse más conectadas con su entorno social, familiar, laboral y que, aunque resulte extraño, se han reencontrado, en forma presencial y remota, con amigos, familiares, conocidos…retomando lazos”. Está claro que después de esta experiencia no volveremos a ser los mismos y ahí es donde surge la “oportunidad”. Aprovecharla dependerá de que transformemos lo vivido en una ocasión de crecimiento individual, familiar y social.

Pero es difícil tratar de ver el vaso medio lleno en medio de este “caos”…
Hoy tenemos, en simultáneo, una muy buena opción para descubrir y fortalecer una serie de estándares de funcionamiento sicológico que los estudios internacionales vinculan directamente a la sensación de felicidad: expresar gratitud, cultivar optimismo, hacer actos amables/bondadosos, perdonar, ser compasivos, vivir el momento presente. A pesar de que por momentos cueste visualizarlo, a pesar de lo complejo del escenario, es cierto; tenemos frente a nosotros una opción concreta como país y como sociedad para mejorar nuestro sello, nuestra identidad, nuestra personalidad individual y colectiva, nuestra calidad humana. Es un desafío que no es menor ni fácil, ya que, puesto así, va mucho más allá que neutralizar un virus; pero como psicólogo, como ciudadano, como uno más de nuestra comunidad, creo que es posible y que vale la pena intentarlo.