Pamela Núñez: Ansiedad  al acecho

psicóloga  

Tu cabeza te engaña se titula el primer libro de la viñamarina Pamela Núñez, psicóloga clínica que entrega técnicas simples para miedos complejos y que hasta la fecha se encuentra entre los diez libros más vendidos del ranking del diario El Mercurio. Recomendaciones útiles para tiempos de crisis.

Por María Inés Manzo C. / Fotografía Teresa Lamas G.

«Si los chilenos por definición somos ansiosos y estamos insertos en una sociedad cada vez más estresada, tras el estallido y la situación actual del Coronavirus, sin duda estos trastornos están exacerbados. Además, si la vida por definición ya es complicada en situaciones normales, en este tipo de contexto es imposible que no aumenten las patologías, las adicciones (como el alcohol y las drogas), los miedos y las frustraciones”, cuenta Pamela Núñez Céspedes, psicóloga clínica de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV), especializada en terapia cognitiva conductual (T.C.C) con más de veinte años de experiencia.

Psicoterapeuta de la Unidad de Trastornos del Ánimo y Ansiedad y jefa de la Unidad del Instituto Clínico de Neurociencias, es coautora de varias publicaciones especializadas, entre las que destacan el capítulo de disfunciones cognitivas del libro Trastornos bipolares (2006), y los artículos de la revista de Trastornos del ánimo (2005). En enero de este año lanzó su primer libro: Tu cabeza te engaña (Editorial Planeta), que a través de un lenguaje sencillo logra entregar técnicas simples para miedos complejos, que complementa con ejercicios y notas para poder llevar una especie de diario de vida de nuestros pensamientos. Y ha sido tanto su éxito que ya está en proceso su segunda entrega, para profundizar en las distorsiones del razonamiento, y que lanzará el 2021.

Sin saber que en Chile hoy estaríamos en medio de un estallido social y una pandemia, Pamela comenzó a trabajar en este proyecto años atrás, pero hoy su libro ha resultado una útil herramienta de apoyo para este periodo. “Tu cabeza te engaña incluye lo esencial que necesitamos saber acerca de cómo funciona nuestra mente, las habilidades para vivir en paz con ella, y cómo el pensar bien se traducirá finalmente en la calidad de vida que tendremos”, agrega.

¿Cómo fue para ti el proceso de escribir?
Nunca quise ser psicóloga ni menos escritora, incluso, como soy muy inquieta, pensé en ser periodista, pero se fue dando todo en mi camino hasta llegar a este momento. Creo que una de mis fortalezas es aprovechar las oportunidades y tras años trabajando en terapia decidí escribir el libro que necesitaban mis pacientes. Siempre me preguntaban ¿por qué no me enseñaron esto antes? o ¿qué puedo leer?, porque la literatura relacionada era muy técnica o sin mayor fundamento.

Tu especialidad son las personas ansiosas…
Así es, hice el libro como un manual para los ansiosos “que se pasan películas” para que puedan aprender lo básico, pero desde un área seria. La terapia cognitiva conductual es ciencia, yo no hago experimentos con las personas. Si bien mi forma de presentar el tema es coloquial, mi formación es clínica. Además he asistido a muchos congresos sobre la materia, he trabajado con psiquiatras y aprendí a “entrenar la cabeza”.

¿Cuáles son los principales motivos de consulta?
“Me pasé toda la vida en un trabajo que no quiero o con una persona que me hace daño” o “si tuviera pareja sería tan feliz”. La gente sufre mucho por no saber. Pasa una vida aguantando relaciones tóxicas, trabajos con jefes que no les agradan o educando mal a sus hijos sin darse cuenta. Pero la calidad de tu vida depende de tu mentalidad. La verdad es que tu mente puede ser un gran aliado o un enemigo mortal.

¿Qué es lo que hay que aprender a diferenciar?
La realidad (los hechos o datos duros), lo que crees (el significado que le atribuyes o el “rollo que te pasas”), y la consecuencia de los dos primeros (emoción o conducta). Por ejemplo, si tengo una relación amorosa, pero siempre creo que me va a dejar mi pareja, la consecuencia es la ansiedad, la angustia y el miedo. El problema, sin duda, eres tú mismo que te tratas de boicotear.

¿Por qué hacemos eso?
Por muchas y complejas razones, pero básicamente porque es más fácil ser infeliz que feliz. La felicidad requiere un trabajo constante. Es igual que la ira, pues es mucho más trabajoso calmarse y conversar.

DEL ESTALLIDO AL VIRUS

“Nadie se puede ‘acostumbrar’ a un estallido social o a estar en constante estado de alarma. No es normal vivir así, es como decir que normalicé que mi marido me maltrate. Si bien seguimos funcionando, la biología del estrés nunca se va a acostumbrar, porque como seres humanos no estamos diseñados para eso. A nadie no le puede afectar el nivel de agresividad y violencia que estamos teniendo. Por eso muchos están con insomnio, depresión o mal humor”.

¿Qué implicancias tiene esto?
Biológicamente nuestro cerebro está diseñado para predecir, a tener rutinas como ir al trabajo, estudiar, salir con los amigos, etc. Pero en este contexto ni siquiera sabemos si podemos mandar a los niños al colegio. Al romper esta normalidad el cerebro se “desquicia”. En estos momentos de incertidumbre es que las patologías mentales se disparan y la gente que antes estaba mal ahora estará peor porque se desespera. Hay que ser conscientes de que empeoraron las condiciones y empezar a cuidarse.

¿Cuál es la clave hoy?
La empatía, ponerse en el lugar del otro, hacer comunidad. Es una realidad que si trabajas tu cabeza puedes generar cambios positivos en tu vida. Pero también es cierto que hay un grupo de la población que no va a poder hacerlo y que necesita cambios en las políticas públicas. Muchos no pueden llegar con sus sueldos a fin de mes o no podrán cuidar bien a sus hijos porque no tienen red de apoyo. Tenemos que hacer un trabajo más evolucionado de pensar que si le hago mal a otro me estoy haciendo mal a mí misma, como ocurre cuando desabastecen sin sentido los supermercados. Esta, más que una crisis política, es una crisis de conciencia.

¿Cómo se relaciona esto con la violencia?
Hoy no se respeta ni al profesor, ni a la mamá y mucho menos a la autoridad y más encima la persona que es precaria en su razonamiento valida la violencia. El cerebro primitivo está muy bien para situaciones de supervivencia. Pero al grupo de la población que no tiene para comer no se le puede pedir empatía. Por ejemplo, podemos alegar que el doctor cobra caro, pero muchos podemos pagar igual. En cambio en el modo supervivencia no hay nada más, en el fondo hay quienes no tendrán acceso a salud. Por ello insisto en el punto de nos tenemos que unir para tener un Chile mejor. No hay ninguna ley que cambie la moral o la conciencia, uno decide ser buen hijo o ciudadano.

ANSIEDAD POSITIVA

“Escribí este libro para las personas que se inventan fantasmas o “el mamut” que me persigue (situación de peligro) y hoy mucho de eso es verdad. Por eso es vital estar atento, porque el cerebro no diferencia entre realidad y fantasía, por ende el estrés aumenta y aumenta… bajan las defensas, debilitando tu sistema inmune. Primero hay que aceptar las incertidumbres de la vida, es lo mismo que la frustración. No podemos controlar todo”.

¿Qué recomiendas?
Primero, cambiar el foco, porque si estás esperando el cambio afuera lo vas a pasar pésimo, pues no depende de ti. Hay que centrarse en lo que realmente podemos hacer y creer que las cosas van a mejorar. Si es imposible juntarnos o salir normalmente como antes hay que buscar alternativas. Pero también hay que aceptar las emociones, y algunos días dárselas de perdedor, porque a veces tendremos días malos. Nadie puede estar todos los días bien. Y ojo que la ansiedad no siempre es mala.

¿Cómo así?
La ansiedad es la que te moviliza y te permite estar alerta. Si no la tuvieras irías manejando y atropellarías a alguien, es decir esa misma ansiedad te ayuda a frenar. Ahora en Chile vamos a estar más ansiosos que nunca, la clave es ser experto en ansiedad. Primero aceptarla. Lo mismo que las emociones negativas. Estamos en una sociedad intolerante a ellas, pero es igual de saludable llorar y frustrarse.

¿Y en el caso del estrés?
Existen dos tipos de estrés: el subjetivo (donde me “paso películas”), y pienso que mi hijo se va a morir, y el objetivo, que es no poder dormir porque mi hijo está enfermo de algo grave. Si tengo de los dos es fundamental tener un recreo y reír es excelente. El cortisol liberado por el miedo y el estrés se neutraliza con un simple abrazo y risas llenos de oxitocina.

SALUD MENTAL

“En situaciones como en las que está hoy Chile, estar mirando constantemente televisión y redes sociales es contraproducente, porque además hay mucha información falsa y alarmista que sólo nos estresa y desgasta. Estamos en una paradoja terrible en una sociedad hiperconectada, pero desconectada entre nosotros mismos. Esto es muy serio, pues en este país tenemos uno de los peores índices de salud mental del mundo. Nuestros niños están enfermos porque los papás están cada día peor y eso es gravísimo. Este es el momento de volver a retomar los vínculos, saquemos a los niños de las pantallas y volvamos a jugar con ellos”.

Según Pamela hay ciertos factores que puedes controlar y que ayudan a proteger tu cerebro como dormir bien, meditar, respirar, hacer ejercicio (cardio), pero sobre todo crear vínculos de calidad (si me siento seguro baja la ansiedad). “Hay que buscar actividades que sean un recreo, fuera de lo que usualmente haces en el trabajo o las labores de la casa, es decir, cualquier cosa que no sea tu actividad habitual. Si una persona tiene un trabajo exigente o hijos pequeños, hay que buscar espacios para uno mismo como bailar, cocinar, pintar, tejer, tocar música, etc. El circuito ansioso tiene que ver con la carga biológica de sobrellevar una preocupación. Entonces para bajar la ansiedad tienes que desconectarte”.

¿Cómo ayudamos a los niños con la ansiedad?
El rol fundamental es de los padres. “El ejemplo no es otra manera de enseñar, es la única”, eso lo dijo Einstein con mucha razón. Si ellos ven padres estresados o ansiosos seguirán el modelo, porque el niño se refugia en la química cerebral del adulto que lo cuida. Por eso es tan importante cuidarnos y en este tiempo de crisis resguardarnos en la familia y vínculos cercanos.