Ríe cuando todos estén tristes

Por Marcelo Contreras

FLEABAG. AMAZON. 

La comedia negra exige química exacta entre humor y drama, que esta producción británica consagrada en los últimos premios Emmy como mejor serie y su protagonista, creadora y guionista Phoebe Waller-Bridge, como mejor actriz, equilibra con momentos de maestría. Trama: Fleabag es una treintañera londinense propietaria de un café que sobrelleva una vida amorosa marcada por relaciones fugaces y otras más intensas donde el sexo es fundamental; lidia, además, con una hermana exitosa y neurótica casada con un tipo insoportable, más un padre de escasísima empatía con su existencia, que tras enviudar se empareja con una artista ególatra y ponzoñosa. Por si fuera poco, debe enfrentar la muerte de una amiga y socia por un accidente de tráfico.

En la práctica ninguno de los personajes, excepto la protagonista, despierta mucho cariño. Son personalidades antipáticas, egoístas y esnobistas que encarnan los rasgos de distintas generaciones con acento en los millennials (Waller-Bridge tiene treinta y cuatro años), expuestos en toda su corrección política e hípersensibilidad. El retrato es feroz y divertido.

El recurso de romper “la cuarta pared” por el cual Fleabag habla directamente a los espectadores, es donde mejor se retrata la comicidad singular de Phoebe Waller-Bridge. Su expresividad colmada de diversos guiños cómplices funciona extraordinariamente bien. Aporta una buena parte del humor que contrapesa cierta desolación urbana propia del viejo continente, una sensación de vacío a pesar de la comodidad material. En Fleabag, que sólo consiste en dos temporadas de media docena de capítulos, según ha subrayado la actriz sin posibilidad de un nuevo ciclo, sólo las risas hacen llevadera la amargura de la vida moderna.