Altavoces Mapuguaquén: Alta fidelidad

Pablo Ocqueteau y Philine von Düszeln

Cuando la tierra habla, hay que escucharla. Y eso hicieron Pablo Ocqueteau y Philine von Düszeln cuando crearon Mapuguaquén, una empresa que comercializa altavoces del más alto estándar dentro de una vasija de greda. Esta es la historia de cómo la idea romántica de revalorizar lo nuestro se convirtió en uno de los productos más cool del diseño mundial.

Por Monserrat Quezada L. / Fotografías gentileza Mapuguaquén

¿Cuáles son los materiales que componen un gran sistema de sonido? Lógico: greda de Nacimiento, madera de avellano y raulí de Villarrica, lana de Isla Huapi, cuero de Chillán, cobre de nuestro norte, corcho y bronce. ¿No? Pues esa es la propuesta de Philine von Düszeln y Pablo Ocqueteau Cohen, un diseñador patagón que desde Dinamarca accedió a concedernos esta entrevista para contarnos cómo se gestó la idea de los parlantes de greda que acaparan medios nacionales y extranjeros y que logró reunir en tiempo récord –menos de dos horas– la meta de la campaña de financiamiento colectivo que lanzaron.

Hace cerca de diez años, a Pablo se le ocurrió una idea que marcaría su destino: “No tenía ganas de que en Chile siguiéramos haciendo suvenires. Al no ser un país desarrollado, ya perdimos la batalla contra la industrialización. Pero con el conocimiento que poseemos sobre artesanía y tradiciones, tenemos un lenguaje propio muy atractivo y exportable. En ese tiempo, mirábamos siempre hacia afuera para diseñar, y nos olvidábamos de lo local, incluso lo menospreciábamos. Ahora ha cambiado mucho afortunadamente, pero aún falta para dar mayor valor a lo que tenemos y convencernos de lo valioso de lo nuestro. Las tradiciones siguen desapareciendo porque los jóvenes no se interesan por invertir días en hacer una vasija que después se va a vender barato”.

FAMILIA PERFORMÁTICA

Pablo y Philine son socios en Documentary Design, una iniciativa creada para desarrollar distintos proyectos interculturales en los ámbitos de cine, fotografía y diseño, y cuando tienen un proyecto en mente, entran en ello con alma, mente y cuerpo. Junto a sus hijas van a vivir donde sea necesario para concretar sus proyectos. Lugares tan dispares como Coyhaique, Berlín, Nacimiento y Struer, en Dinamarca, son algunos de ellos.

Así, realizaron otro proyecto que marcó el inicio de la idea de Mapuguaquén (http://mapuguaquen.com). Se trata del documental Aysén profundo, que retrata las tradiciones de esa región. Para eso se fueron a vivir allá, como es su costumbre. Incluso los entrevistaron para un reportaje acerca de viajar con hijos. “Siempre digo que somos una familia performática, porque en cada proyecto que nos metemos, lo hacemos a fondo: nos vamos a vivir al lugar, a compartir con las personas, y experimentar por nuestra cuenta lo que significa vivir ahí”.

En ese lugar conocieron a muchos cultores de tradiciones, personas que fabricaban productos representativos de la región, “pero me di cuenta de que si seguíamos haciendo lo mismo, eso se iba a morir. Y esa idea se quedó en mi mente”, explica Pablo.

SACAR LA VOZ

Ahí se había quedado esa idea esperando su momento de surgir, cuando en un día cualquiera, ocurrió: “De repente, sin razón, me quedé mirando una vasija de greda de mi mamá que en ese instante tenía un parlante al lado, y me imaginé qué pasaría con el sonido al unir ambos”.

Lo primero que hizo fue un prototipo con el maestro Santos Herrera, de Penco, con el que participó en un concurso de la prestigiosa revista internacional Designboom. No ganaron pero los publicaron en portada, lo que significó reconocimiento mundial: “No nos avisaron, así que nos dimos cuenta porque nos empezamos a llenar de correos. Busqué mi nombre en Internet y me di cuenta de que había muchos resultados. Luego de esto hasta nos publicaron en una revista china”.

En ese momento, buscando trabajo en Berlín y con una hija recién nacida, no era momento para que este proyecto avanzara más que el prototipo. Pero parece que “el alarido de la tierra” (significado de Mapuguaquén en mapudungún) no quería hacerse esperar. “Después de tres años volvió a estallar el tema de los correos así que hice el mismo ejercicio de googlearnos. Resultó que una revista había hecho una lista de los diez diseños de parlantes más cool y ahí estábamos. Philine propuso que retomáramos el proyecto y así lo hicimos”.

Fiel a su estilo, fueron a Portugal a conocer alfareros y conocieron a uno perfecto para el proyecto: Ricardo Lopes, un lutier de greda. Postularon al Salón Satélite de Milán, uno de los eventos más importantes del diseño, y los aceptaron. Además se adjudicaron un fondo de cultura para financiar el viaje, donde tuvieron que armar todo con presupuesto muy limitado, pero que de todas maneras funcionó: “Nos llevamos un torno en el que el artesano fabricaba una vasija al día, muy lento, y pusimos un parlante funcionando con música chilena a todo volumen. El stand se repletaba, y salimos en muchos diarios. Fue una experiencia increíble”.

Luego venía la parte difícil: fabricar los parlantes y que sonaran bien. Así, en un primer momento se contactaron con un experto de la Universidad Técnica de Berlín, que experimentó con los materiales en su sala de prueba y les confirmó que Mapuguaquén tenía potencial. Luego, se dieron cuenta de que tendrían que mandar a hacer amplificadores para el tipo de membranas que ellos proponían, pero el precio se disparaba. Finalmente, y luego de muchos correos y contactos, ubicaron a una persona en China que desarrolló lo que ellos querían: un solo amplificador que pudiera adaptarse a los tres tipos de parlantes: mono, estéreo y 2.1. “Eso fue innovador, no hay ninguno en el mercado así, pero nació solo por economía de medios”.

En el intertanto, luego de Milán, postularon a otro fondo de cultura para el desarrollo del parlante: “Nos fuimos a vivir un año a Nacimiento, porque quería la mejor alfarería, además que siempre quise volver a vivir lo más al sur posible e idealmente cerca de Concepción, una ciudad que me encanta”.

Trabajaron con un artesano local del Taller Cerámica Cartes, y en ese proceso también prepararon una campaña de crowdfunding o financiamiento colectivo para completar algunos componentes del proyecto. “Llegamos a la meta en una hora y cincuenta minutos, lo que fue un récord. Eso nos ayudó también a continuar con las apariciones en prensa, muy útiles cuando quieres vender algo y cuentas con nulo presupuesto para publicidad”.

Las ventas en este poco tiempo han ido bien, y el revuelo mediático sigue dando sus frutos. Actualmente están viviendo en Dinamarca porque fueron invitados a un programa para start-ups que trabajan en audio, llamado SoundTech Accelerator Program en el Sound Hub Denmark. “Originalmente dura tres meses, pero nos invitaron a quedarnos un año o más. Yo feliz porque estoy trabajando con ingenieros de Bang&Olufsen y Harman Kardon, lo que para mí es un sueño, además de contar con una de las salas de audio más importantes del mundo para pruebas. Tienen equipos impresionantes y se pueden generar redes muy valiosas con el resto de las start-ups. Estamos en el lugar donde están trabajando las mejores empresas de audio del mundo. ¿Qué más se puede pedir?”.

No es la primera vez que esta pareja experimenta el éxito. Con el documental interactivo Aysenprofundo.cl, Pablo y Philine fueron nominados para el One World Media Award en Londres; y Pablo trabajó como director creativo en la campaña “Haz tu voto volar” que buscó dar voto a los chilenos en el extranjero y consiguió cambiar la Constitución. Con Mapuguaquén, además del crowdfunding, ganaron el premio Pyme al emprendimiento creativo de CORFO, el Green Product Award de Consumer Electronics de Alemania y fueron finalistas de la Bienal Interamericana de Diseño de España, entre otros reconocimientos. ¿Cuál es el secreto? “No hago negocios, no soy un business man. Lo que me mueve es vivir nuevas experiencias con convencimiento, meter las manos y las patas en el barro y que eso te vaya formando”.