Y llegó septiembre…

Por Arturo Gómez M.

Un mes muy especial para los chilenos. Tuvimos un cambio de hora, que para algunos es bueno y para otros, como yo, es una verdadera «chacota», que se repite año a año. Al menos sabemos que los cambios de hora durarán hasta el término del gobierno del actual presidente de Chile.

El cambio de hora es una medida que ya no tiene sentido, porque se hizo hace muchos años atrás, en el gobierno de Eduardo Frei Montalva, para ahorrar energía eléctrica y «aprovechar» la luz natural del momento. En aquellos años, no existía la enorme cantidad de elementos electrónicos e instrumentos que requieren de electricidad para funcionar, como son los canales de televisión, o bien, el enorme consumo eléctrico que ilumina nuestras calles. Recuerdo que los pocos canales de televisión terminaban su programación antes de medianoche y las luminarias se apagaban «poste por medio».

Las casas comerciales apagaban sus vitrinas para el ahorro y sí se veía un esfuerzo generalizado en el país. Supongo que las medidas funcionaron positivamente. Pero, como los políticos, en general, son muy orgullosos de sus leyes la aplicaron posteriormente, por siempre.

Geográficamente, a nuestro país le corresponde el huso horario -5, en relación a Greenwich. Pero se decidió dejar, para nuestro país, el huso horario -4, que era más cercano a nuestra idiosincrasia para despertar e ir a trabajar. Los husos horarios para cada país o región, se seleccionan cuando el sol está cruzando el meridiano geográfico de la zona, es decir, al mediodía. Con este cambio de huso horario de -4 a -3, lo que han hecho los gobernantes es «colocar» a Chile en la posición geográfica de Argentina y Brasil, ya que a ellos sí les corresponde el huso horario -3.

Por eso, cuando sean las doce horas, mediodía en Chile, salga a ver la posición del sol en el cielo y verá que nuestro astro rey está «cargado» hacia el lado argentino. Es cierto que, en la tarde, se nota una mayor cantidad de luz natural, pero en la mañana tenemos, por una hora, menos luz. Nos estamos levantando, en estos días, en un horario equivocado.

Los gallos y los animales, en general, no están «ni ahí» con los cambios de husos horarios. Ellos siguen levantándose, en relación con la luz solar del amanecer y no con lo que dicen las leyes. El movimiento de la Tierra alrededor del sol y la inclinación del eje terrestre, en relación al plano de la órbita, le va dando, día a día, más minutos de luz, en forma natural y lentamente, para que en el solsticio de verano, en diciembre, el día sea más largo que la noche. Lo que se ha hecho, a comienzo del mes de septiembre, es darnos un cambio brusco, de una hora a nuestros sueños y a nuestro reloj biológico. Resumiendo, el verdadero huso horario, y sin cambios, debe ser el -4 y punto.

En relación con la primavera, es interesante dar a conocer que nuestras Fiestas Patrias son durante el invierno y no durante la primavera, ya que la estación de las alergias comienzan los 22 o 23 de septiembre y no los 21, como nos enseñaban nuestras abuelitas o padres.

Es el momento en que el sol pasa desde el hemisferio norte hacia el hemisferio sur. Además, los dos hemisferios de la Tierra están iluminados exactamente iguales por el sol.

Lo otro curioso de esa fecha del cambio de estación en septiembre, es que el día, con luz solar, es igual a la noche. Este fenómeno astronómico se conoce con el nombre de equinoccio y que, curiosamente se llama para el hemisferio sur, como equinoccio de verano y para el hemisferio norte, como equinoccio de otoño.

Los países que están ubicados al norte del Ecuador, como Estados Unidos, Europa, etc., comienzan con la estación del otoño. La llegada de las estaciones del año se celebra en muchos países, ya que existen muchos monumentos ancestrales como en México, Perú y quizás el más conocido por su popularidad televisiva sea el de Stonehenge, en Inglaterra.