¿Qué quieren los hombres?

Por Shila Aldunate

Acompañé a mi marido a comprar camisas y algunos pantalones, hicimos un largo periplo y la verdad es que todo es tan monotemático, monocolor, monodiseño, casi una suerte de uniforme de colegio que desespera; de lugar en lugar, la variedad pasa por la calidad de las telas y los precios.

Pensé en lo difícil que es para ellos comprar si no van acompañados por la “asesora de imagen”, quien les indicará los colores para combinar, la tela de mejor calidad y los incentivará a usar prendas más arriesgadas y modernas.

Ellos son prácticos, les interesa que la ropa les quede cómoda y que dure lo máximo; por eso mismo son buenos clientes a solas, porque el nivel de regodeo es poco y la toma de decisiones rápida.

Para una mujer entrar a una tienda masculina es bien aburrido, no está hecha para quedarse mucho tiempo, no hay nada que guiñe el ojo. Qué diferente, pensé, a una boutique de mujeres, es otro mundo, en donde se hablan códigos similares.

A esto quiero llegar, los hombres no tienen ese concepto de ser interpretados por alguien, se fueron extinguiendo aquellos vendedores que desplegaban toda su experiencia sobre color, calidad y tendencia. A los varones les falta que alguien les indique y aconseje de acuerdo a su tipo y talla.

Están los sastres, esos profesionales que guían, diseñan y confeccionan a medida, pero lamentablemente no son muchos los que quedan. Ese era un oficio que se transmitía de generación en generación y ellos cumplían un rol bien importante porque sabían de calidad de telas y de confección; hoy solo trabajan para una elite y, quizás, para la confección del traje de matrimonio.

Postulo que, contestando al título de la columna, los hombres sí necesitan y quieren boutiques  masculinas. Ellos deben ser acogidos y guiados para una mejor compra, asesorada y aprobada. Por los excelentes comentarios que he escuchado de las barberías que están en manos de colombianos y venezolanos, el trato amable y profesional las han convertido en una grata experiencia para nuestros machos recios, por eso, pensar en boutiques masculinas, no es muy lejano.

Lanzo esta inquietud, pero me atrevería a decir que tendría mucha aceptación.

¡HASTA LA PROXIMA!