Paulita Errázuriz Byrt, diseñadora: Puro estilo

Quien fuera la revelación del mundo de la moda hace un par de años hoy brilla con luz propia. Luego de cinco años en Europa decidió volver a Chile, donde acaba de abrir una tienda y se prepara para el lanzamiento de su nueva colección en Monte Magdalena, junto a la destacada diseñadora Macarena Cortés. “Mi estilo lo defino como boho chic, aunque a veces es muy chic”.

 Por Macarena Ríos R./ Fotografías Andrea Barceló

Menuda y estilosa, dice que no busca tendencias, que no se siente una fashionista y que su primer desfile “fue como sacarme la ropa al frente de todos y mostrarle al mundo lo que yo creía”. Seguidora de la socialité neoyorquina Iris Apfel, sus creaciones han desfilado en escenarios tan diversos como Punta del Este, Barcelona, Santiago, Pucón y Transilvania.

Luego de un paso breve por la Universidad del Pacífico, tomó sus maletas y partió a estudiar en la icónica Central Saints Martin College en Londres —la misma que formó a grandes talentos de la moda como Alexander McQueen y John Galliano—, y que hoy se alza como la escuela de diseño más prestigiosa del mundo.

¿Qué te dejó tu paso por Londres?
La gente y los profesores. Mi favorita era de carteras y sombreros. Ella era loca, genial, tremendamente creativa. El ramo que me encantaba era el Deconstructive, que básicamente consistía en tomar algo que no servía, desarmarlo y volverlo a armar de la forma que tu quisieras para darle una función: hacerlo bonito o hacerlo servible a tu manera. En ese curso presenté una mini colección de chaquetas. Ese fue mi primer experimento. Las desarmé, les saqué el forro, las mangas, desgasté los cuellos con lija y les puse terciopelo. Forré las chaquetas con seda, les puse piedras, muchos alfileres de gancho, cintas y una aplicación de un clásico bulldog inglés. La gente rayó.

¿Por qué te fuiste de Chile?
No terminé la carrera porque aunque me encantaba, empezaron con las reglas, que el patrón se hacía de esta manera, que el molde se hacía de esta otra forma, porque si no estaba mal. Y yo me preguntaba ¿no existe otra forma más creativa de sacar un molde? Y eso fue lo primero que aprendí en Londres: que había más opciones de poder hacerlo, por ejemplo directo en el maniquí. Siento que aprendí tanto que la verdad es que no sé por qué no me fui antes.

Luego vino Barcelona.

CAPÍTULO BARCELONA

Después de un año intenso en Londres —donde aprendió a tener un orden, a pensar más allá y a transitar entre lo excéntrico y lo clásico—, el siguiente destino fue el Instituto Europeo de Diseño en Barcelona. Ahí creó su marca, inspirada en su mascota Pedrito, un bulldog inglés.

“En esa época, el 2014, me invitaron a un matrimonio en Las Tacas y me quería lucir con algo mío, así que me diseñé un vestido. Pero tenía que ser perfecto. Tenía que representarme, el color, la tela, la forma, todo. Una amiga catalana me presentó a una señora que cosía ropa de alta costura. Durante tres meses lo fuimos armando en mi cuerpo y para mí eso fue lo mejor, porque hablábamos las dos el mismo lenguaje. No había un papel en la mesa que me dijera lo que tenía que hacer”.

¿Cómo era?
Fue un vestido de encaje con seda. Yo tenía veintiún años.

¿Y funcionó?
¡Funcionó!

¿Qué aprendiste en Barcelona?
Siempre digo que en Londres experimenté, pero que las colecciones las hice en Barcelona. ¿Qué aprendí? Aprendí de la libertad, del relajo, aprendí a conocer diferentes realidades y estilos sin importar nada más. A soltar los prejuicios, a no juzgar.

Y a diseñar fuera del molde. “Al principio me tiré con sedas italianas y encajes franceses. Y color. Mucho color, fuertes y también pasteles. Me gustaba verlos todos juntos”.

¿Te acuerdas de tu primer desfile?
Fue en la Galería Patricia Ready. Me encantó el que las modelos desfilaran entre las esculturas que hay ahí. Me encantó mezclar moda con arte. Ahí presenté la colección primavera/verano 2015 que después presenté en Pucón: enteritos largos y cortos y vestidos sin espalda en su mayoría. También chaquetas que mostraran el calce perfecto.

¿Cómo fue la recepción de la gente?
Mi colección estaba enfocada a niñitas entre quince y veinte años y me salió todo al revés, porque mi clienta, la que me empezó a comprar, tenía sobre treinta y cinco años, era quien tenía más eventos y la que se quería lucir. Las veinteañeras salen más a carretear, a sentarse en el suelo. Ahí comencé a conocer el mercado.

Luego de ese primer desfile le siguieron desfiles privados en el showroom de su departamento, en el restorán Brunápoli, en la embajada de España, en el Club Hípico, en la semana de la moda de Rumania y en Choza de Mar, uno de los chiringuitos más exclusivos de Punta del Este. “Transilvania fue una experiencia inolvidable, algo que me gustaría repetir muy pronto. Un lugar increíble y exótico”.

¿Qué te inspira para la creación de las colecciones?
Me gusta inspirarme en los lugares para mis diseños. Por ejemplo, en el desfile que hice en el Edificio Alonso entre pilares, ventanas y espejos, jugué mucho con las transparencias y las caídas de las sedas que volaban con el viento.

“LO MÍO ES LA ANTIMODA”

Amante de la playa y de Blue, su bulldog francés que descansa a su lado durante la entrevista, comenta que le encanta el diseño de interiores y vestir casas. “Hay varias cosas de la tienda que eran de mi departamento, como el tapiz de terciopelo verde agua”.

¿La tienda viene a ser el broche de oro?, ¿la consolidación de tu trabajo?
Puede ser, aunque no siento que sea tan así. La tienda es una forma distinta de funcionar que el showroom, aunque también me gusta.

¿Cómo definirías tu estilo?
Mi estilo lo defino como boho chic, aunque a veces es muy chic.

¿Cuál es tu diseñador favorito?
Dolce&Gabanna y Valentino.

¿Te sientes una fashionista?
La verdad es que no me siento una fashionista. Podría ser solo por tener conocimientos de diseñadores, marcas y estilos, pero lo mío es la anti moda, lo que menos quiero es imitar y seguir patrones. No busco tendencias. Y si algún diseño mío se convierte en tendencia, lo cambio para no ser igual ni repetir al resto.

¿Son necesarias las personal shopper?
Las personas shopper son muy buenas guías si no sabes lo que quieres y necesitas. Tomé especializaciones de eso en Barcelona, porque lo mío está relacionado ciento por ciento con la asesoría en cada venta.

¿Cómo es la mujer chilena?
Últimamente me pasa que no entiendo por qué buscan parecerse entre ellas, es algo que me cuesta entender. En vez de buscar cada cual su propio estilo sin miedo a ser distintas. Eso nos falta: sacarnos el miedo al qué dirán y jugar más con prendas diferentes.

¿Qué proyectos tienes en carpeta?
Proyectos siempre hay. Vivo imaginándome las cosas que quiero hacer y a dónde quiero llegar. Lo más cercano que tengo ahora es la inauguración de la tienda y un desfile al que me invitó la diseñadora Macarena Cortés en Monte Magdalena este 6 de abril, producido y decorado por ella, imitando un paraíso de palmeras y arena.

¿Con qué sueñas?
Sueño con algún día vivir cerca del mar, a la orilla de la playa con mi perro, mi pololo, mi tienda y mi taller para seguir creando.

 ¿El mejor consejo que te han dado en la vida?
Ser auténtica.

 

“Me gusta moverme en un mundo más curioso y atrevido”.

 “Lo mío es la anti moda, lo que menos quiero es imitar ni seguir patrones. No busco tendencias”.