Drina Papic, artista: Multifacética

Dice que es un desastre para hacer transferencias y que no le pega para nada a la tecnología, aunque su cuenta en Instagram tenga cerca de diez mil seguidoras y conocidas marcas la recluten para hacer workshops. “La gracia de esta cuestión es que no me guardo nada de lo que sé y que gozo tanto como mis alumnas”.

Por Macarena Ríos R./ Fotografías Andrea Barceló

El domingo 24 de febrero fue un día especial para Drina. Esa tarde una van la pasó a buscar junto a sus nietos, su marido, su hija y su yerno y la llevó a la Quinta Vergara, un escenario que conocía de memoria, como toda viñamarina. Pero esta vez era diferente: Martín, su primogénito, debutaba como animador.

“Lo de Martín fue muy paulatino. No es que se hiciera famoso de un día para otro porque estuvo en un reality. No. Lo de él fue de a poco, primero animando café concert en su colegio, más tarde en discotecas viñamarinas, después vino la televisión… Y eso es lo que me encanta, porque el hecho de que esté donde está ha sido a punta de esfuerzo. Cero pituto. Cuando lo acompañé al lanzamiento de la parrilla del festival, había unos doscientos periodistas. Fue ahí cuando le tomé el peso de lo que significaba para su carrera. A la gente que me felicita, le digo que esto es lo mismo que tu hijo llegue a ser el gerente general de una empresa o el director de un hospital, lo que pasa es que es más visible. Y no es por quitarle mérito ni mucho menos, encuentro que es súper válida la entretención, la gente se acompaña mucho con la televisión”.

Hacía frío esa noche, pero a nadie le importó. “Como mamá fue súper emocionante verlo ahí, porque estaba cumpliendo el sueño que tuvo desde niño. Siempre dijo que lo que más quería era llegar a animar el festival de Viña”.

¿Te miraba de reojo cuando estaba arriba del escenario?
Sí, nos miramos mucho.

¿Cuál es tu balance postfestival?
Lo vi bien, lo vi tranquilo, emocionado, tal y como es él. ¿Sabes lo que me gustó? Encuentro que fue fiel a lo que dijo, que iba a ser un puente entre los artistas y el público y creo que lo logró. Claramente hay cosas perfectibles. Con la María Luisa tuvieron una química muy especial y fueron muy generosos los dos en el sentido de no tratar de brillar cada uno con luces propias, sino en compartir los espacios. Yo quedé súper contenta, y creo que él también.

¿Diste entrevistas?
¡No! Yo soy muy bajo perfil. No me gusta ir a los programas ni que me entrevisten, me da vergüenza. A mi marido en cambio, sí, así que lo mandaba a él a hablar con los periodistas. Una noche, el día en que le tocaba cantar a Yuri, la prensa me confundió con ella cuando llegué, casi me morí. Todos los que estaban en la van se mataban de la risa, pero yo no lo encontré gracioso.

Drina prende el tercer cigarrillo.

DRINA LA DECORADORA

A Drina Papic Marinovic —descendiente de croatas y segunda de cuatro hermanos—, toda la vida le gustaron las manualidades. “De chica siempre forraba la guía de teléfono con un género choro. Me acuerdo que mi papá nos regaló un escritorio a cada una. Yo desarmé un vestido con el que había ido a una fiesta. Era de gasa, bien floripondeado y repolludo, ¡debo haberme visto como un verdadero repollo de Bruselas! Y con esa tela forré el escritorio y lo transformé en un tocador. Toda la vida estaba inventando cosas. A los diecisiete me puse a hacer clases de flores mexicanas con papel crepé a viejas de la edad que yo tengo ahora. Y también de estampado en género”.

Estudiaste arte…
En esa época mi papá encontró que estudiar arte era espantoso, que estaba lleno de marihuaneros y degenerados.entonces no me quedó otra que estudiar asistente social. Entremedio me casé y me metí al Bellas Artes en Viña como alumna regular durante cuatro años. Escultura, pintura, cerámica… fui experimentando, porque me gustaba todo.

¿Y ahora?, ¿cuál te gusta más?
Es que me sigue gustando todo.

Tiene razón. Con los años esa pasión y sensibilidad artística fue creciendo y no existe ninguna disciplina en la que no haya incursionado. Teje, pinta, borda, restaura muebles, recicla, hace corazones de lata, falso enlozado y, por si fuera poco, decora. Todo con una facilidad asombrosa. “Encuentro que es un pecado mortal tener la casa fea. Hasta en el Homy encuentras cosas lindas”.

Tú decoraste el restorán Panqueque
Nunca he trabajado profesionalmente como decoradora, pero me encanta. Cuando me pidieron decorar la panadería (@panquequelapanaderia), partí sabiendo que iba a usar cuatro materiales: fierro, ladrillo, madera y cemento; el estilo se llama vintage industrial. Pero no creas que es llegar y decorar, hay mucho estudio detrás de todo, en libros e internet. Busqué cosas enlozadas, espejos. La verdad es que lo pasé el descueve, igual que con el segundo local que se abrió justo antes de que empezara el festival de Viña.

¿Te gusta el festival?
Me encanta. Para nosotras con la Magdalena, mi hija, la gala es sagrada. Encuentro que la entretención estúpida es válida, porque a veces en la noche no quieres ver dramas, solo quieres relajarte.

LAS CATARSIS DE DRINA

Detrás de su casa en Concón levantó su taller, cuyas clases prenden como pasto seco y siempre se llenan. Amplio y luminoso, alberga todo tipo de manualidades hechos por ella, desde pinturas y telares, hasta mandalas, corazones de lata, cojines y lozas. Sus dedos largos y ágiles transforman todo lo que tocan y su espíritu generoso anima a otras a seguir sus pasos. “Me gusta hacer clases. Al principio me acomodó porque podía criar a mis hijos y trabajar al mismo tiempo. Son una instancia de encuentro. Acá se han hecho muchas amigas, vienen mujeres que están solas, viudas, separadas”.

¿Se vuelven tus amigas?Te diría que la mayoría, desde cabras mucho más jóvenes que yo hasta mujeres mucho viejas que yo. La gracia de esta cuestión es que no me guardo nada de lo que sé y que gozo tanto como ellas. Tengo alumnas que se admiran de las cosas que son capaces de hacer. Otras que solo vienen a pasarlo bien porque no pueden conversar y bordar al mismo tiempo.

¿Cómo una especie de terapia?
Claro que sí, muchas veces los sicólogos recomiendan a sus pacientes con depresión que hagan manualidades. Es como un stop obligado. Tengo a tres alumnas con cáncer a quienes admiro profundamente. El ánimo, las ganas de vivir y los proyectos que tienen me impresionan. Entonces cuando escuchas a una persona que se queja porque no llegó la empleada y tuvo que hacer el aseo, te das cuenta de que eso no es nada frente a esto otro. Conozco a una chiquilla que se le murió el hijo hace un año y no he visto a alguien más positivo que ella. Uno aprende mucho estando con gente. Muchísimo.

Desde las ocho de la noche el celular de Drina comienza a llenarse de wasap. Son mensajes de alumnas con dudas y preguntas que ella va contestando una por una con santa paciencia. “Muchas veces les mando audio, es más rápido. En mi época no existían las redes sociales. Ahora tú puedes vitrinear por Pinterest, Instagram, Youtube e ir experimentando distintas técnicas a través del ensayo y error y eso es una gran ayuda”.

Martín dijo en una entrevista que eras un personaje, ¿te sientes un personaje?
Me quedé pensando cuando lo dijo. Soy muy directa y hay cosas que no transo, como los valores, y eso que ahora aprendí que existe el gris. No soy tan de piel, porque los croatas demuestran el cariño con otras cosas, como la comida, la preocupación. Somos más bien parcos. Tampoco soy difícil. Cuando te pones más vieja te das cuenta de que nada es tan importante y le das importancia a lo que realmente la tiene. No engancho con tonteras.

¿Eres de dar consejos?
Creo que las mamás sí tienen que dar consejos, los hijos verán si te hacen caso o no. Yo soy lo menos metida que hay, pero creo que es obligación de uno darlos cuando ves que es necesario, sobre todo si es algo que ya viviste y con tu opinión le puedes hacer más fácil la vida a los hijos. No te puedes quedar callada frente a cosas importantes.

¿Tu día perfecto?
Cuando estoy con todos ellos.

 

“A la gente que me felicita (por lo de Martín), le digo que esto es lo mismo que tu hijo llegue a ser el gerente general de una empresa o el director de un hospital, lo que pasa es que es más visible”.

“Encuentro que es un pecado mortal tener la casa fea. Hasta en el Homy encuentras cosas lindas”.

“Tengo alumnas que se admiran de las cosas que son capaces de hacer. Otras, que solo vienen a pasarlo bien porque no pueden conversar y bordar al mismo tiempo”.

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