Culpable soy yo

Por Marcelo Contreras

THE SINNER. DISPONIBLE EN NETFLIX.  

Los casos están aparentemente resueltos en los respectivos primeros episodios de cada una de las dos temporadas que registra esta inquietante serie estadounidense, basada en la novela homónima de la autora alemana Petra Hammesfahr. Los asesinos están confesos. En la primera temporada es increíblemente explícito y brutal porque el crimen (no se preocupen, no califica de spoiler) ocurre a plena luz del día con muchísimos testigos. En la siguiente resulta más enrevesado, pero igualmente estremecedor porque involucra a un niño que está a punto de entrar a la adolescencia. En ambos ciclos el resorte en común es el policía Harry Ambrose (Bill Pullman, en un papel intenso que recuerda cuando trabajó con David Lynch en Carretera perdida), un veterano que arrastra demonios y martirios internos que lo empujan a involucrarse emocionalmente en las investigaciones. La interpretación de Pullman es magistral como un profesional dedicado al borde de la obsesión y el colapso, que no logra separar el trabajo de su vida privada. La labor policiaca es expuesta con gran verosimilitud y sin el torpe glamur pretendido por las series de acción. Encontrar las piezas que encajen para entender qué gatilla muertes violentas es una labor tediosa con elementos burocráticos marcada por reveses y lentos avances.

Religión y sexo desde perspectivas poco convencionales junto a la psiquis conflictuada del detective Ambrose, un hombre de muy pocas palabras, timbran una tensión que hace de The Sinner una de las mejores producciones policiales de Netflix, alabada por la crítica y con dos nominaciones a los Golden Globe como mejor miniserie y mejor actriz, por la notable actuación de Jessica Biel en la primera temporada.